Hola amigos. Hoy de nuevo os dejo un audio y una historia que espero os llegue al corazón. Está dedicada a todos, porque de todos es el invierno y el brillo de la mañana:

«En un recóndito lugar, sólo visitado por el invernal frío, vivía un ser colérico en medio del bosque.

Su casa estaba situada en el lugar más muerto del planeta, donde casi ningún ser vivo rondaba ni de lejos, excepto la de aquellos que no osaban mirarle a los ojos.

En la soledad que él mismo perpetuaba por largo tiempo, construyó su morada a base de montículos de hielo. Los mismos que parecían poseer su corazón.

Sólo la fría y espesa nieve resistía a su maldad, fraguada por la indiferencia que el mundo parecía inspirarle.

Su rostro era horrible, repleto de erupciones tan venenosas cómo sus pensamientos, siempre maldiciendo cualquier rastro de vida.

Los árboles que aún permanecían alrededor, observaban en silencio su presencia, con miedo a ser también devorados por su vileza.

Tan sólo una mirada suya conseguía atraer aquel invierno interminable, difícil ya de resistir. Pero el frágil aliento de los inocentes, le sostenía. Aunque su tiempo, se agotaba.

Al otro lado del planeta, su polo opuesto, reía a carcajadas por cualquier motivo, pues en cada asunto encontraba la dicha, de tal modo que al perder su trabajo, pensó en positivo, creyendo que una nueva aventura estaba por llegar y le reconfortaría su espíritu.

Tanto era su poder, que los susurros de los olvidados árboles de aquel inhóspito lugar, llegaron hasta él.

Pero lejos de asustarle el incesante clamor, le conmovió, recibiéndolo como un reto que sabía, sólo podría resolver él.

Y con ese entusiasmo, partió, guiado por su extraordinaria intuición, hasta llegar al moribundo bosque.

De su mochila sacó todo lo necesario para resguardarse del frío y al observar los alrededores, entendió su objetivo, pues unos metros frente al árbol más longevo, mostraba su presencia, una casa hecha de hielo, de la que salía un hombre de mediana edad, con gesto altivo y desconfiado.

Pero antes de que éste pudiera mostrar cualquier enojo, ENTUSIASMO, tomó la palabra.

Se acercó a él risueño, le cogió con fuerza la mano y le saludó con gran amabilidad. Luego le mostró una deliciosa comida que traía y le ofreció compartirla. Cuando tan siquiera habían empezado a probarla, MALAS PULGAS, se lo zampó todo en dos bocados y ENTUSIASMO, lejos de enfadarse, no paró de reír, hasta que entendió que podría enfadarle.

Después se despidió de él, no sin antes preguntarle sí querría verle de nuevo. MALAS PULGAS sintió su estómago tan reconfortado, que con un leve gesto de su cabeza, asintió.

Al día siguiente ENTUSIASMO, le trajo un traje polar reluciente y calentito, tras mostrarse igual de sonriente. MALAS PULGAS se lo colocó sin demora y el gesto de su cara se relajó. Pero antes de que pudiera decir nada, ENTUSIASMO volvió a despedirle y a preguntarle si quería que volviera. M.P., Aceptó sin reservas.

Y así día tras día, le llenó de regalos que le hicieron su vida, mucho más cómoda.

Pero un día, ENTUSIASMO llegó sin nada más que él, y el semblante tranquilo que M.P. había adquirido, volvió a retorcerse cuando le oyó decir a ENTUSIASMO que era él, a quien llevaba como obsequio. Pero M.P., a pesar de tener curiosidad por conocer a tan extraño hombrecillo, prefirió desconfiar y rechazarle.

ENTUSIASMO no perdió la sonrisa y le respondió que si cambiaba de opinión, se lo dijera al árbol más longevo, que era quien sabría volver a encontrarle.

No pasó mucho tiempo cuando M.P., sintió la necesidad de buscar a ENTUSIASMO, pero reprimió su deseo por orgullo y desconfianza. Sin embargo, su mente no dejaba de recordarle con añoranza: Veía todos sus regalos y le extrañaba. Pero su orgullo no quiso ceder y quemó todo con las ramas del viejo árbol que pronto se secó.

ENTUSIASMO lo percibió y regresó de inmediato, esta vez sin decir palabra. Tan sólo para recoger sus hojas con amor y guardarlas. M. P. Se conmovió pero su orgullo lo negó y lleno de ira decidió intentar quemar el bosque, pero el frío hielo, se lo impidió.

Impotente, trató de morir congelado, pero de repente, la primavera asomó y hasta los pájaros canturrearon su canción. Desorientado, caminó sin rumbo, encontrándose a todos y a ninguno, pues ENTUSIASMO no apareció.

Cansado se desplomó y sin resistencia le llamó. Faltaba el longevo árbol, pensó, pero su recuerdo le llevó a la solución.

Sin pensarlo, comenzó a reír sin parar, tanto que reprimirle nadie logró hallar.

Y con tanto alboroto, ENTUSIASMO le encontró, para reírse con él, sabiendo que nadie lo haría mejor, que quien más profundamente, le necesitó.

Y así nació, una de las amistades más prósperas de la humanidad. Ya ni el frio ni el calor, podrían desarmar, a esa nota discordante, que aprendió a confiar.”»

LOVE,Carmen.