Hola amigos. Hoy quería desarrollar un tema que se da con mucha frecuencia; lo duros que somos en nuestros juicios con los demás y lo mucho que esperamos que hagan los demás por nosotros.

Da la impresión de que algunos con el tiempo se vuelven o nos volvemos, quisquillosos, mal pensados, exigentes y bastante egoístas. Si los demás hacen algo mal, que por supuesto nosotros «nunca haríamos», los crucificamos sin compasión, pero si los demás no están pendientes de nosotros por el motivo que sea, «vaya gentuza» y aún son peores si nos la juegan; «vaya panda de inútiles”.

Esto se arreglaría rápidamente si estuviéramos menos pendientes de lo que hacen los demás y más pendientes de lo que hacemos nosotros.

Este concepto ya se empieza a enseñar a los niños en el colegio, cuando empiezan a dejar de ser tan niños.  Hay algo en el camino que les lleva a ello. Quizás somos los adultos que olvidamos predicar con el ejemplo.

Sea lo que sea, pienso que, o dejamos de exigir tanto a los demás y hacemos nosotros lo que nos diga nuestro ser, sin tener en cuenta nuestros rencores fruto, quizás, de tanta prepotencia o el mundo seguirá coleccionando injusticias, eso sí, que atribuiremos a los demás, que para eso practicamos tanto.

En fin, amigos, sea como sea, aprenderemos a amarnos antes de juzgarnos, aunque sólo sea porque no existe otro camino.

Love, Carmen.