Bienvenidos un día más, amigos de mi blog. Son muchas las historias que me gustaría contar, porque encuentro apasionante el comportamiento humano y la necesidad que sentimos tener, de la aceptación de los unos con los otros. Es como si hubiésemos sido creados para amar y ser amados. Sin embargo, a veces se mendiga el amor en lugares erróneos y es entonces cuando empiezan los problemas. Así le ocurrió a un amigo mío muy peculiar que decía sentir atracción por personas de su mismo sexo.
Llevo tiempo intentando hablar de su testimonio, pero no terminaba de atreverme porque sé que es un tema muy delicado, sin embargo, he descubierto a un hombre muy valiente en un canal de Youtube; “sandrita alma libre”, que me ha vuelto a recordar que hay que luchar por las causas en las que se cree, con valor, cueste lo que cueste. Este hombre; Sandrita, veinte años atrás creía que quería ser mujer, me ha trastocado al comprobar como la ACEPTACIÓN de lo que se es, dice ser la mejor receta para el alma. En su canal podéis recoger su testimonio.
Sin embargo, dejadme que os cuente la historia de mi amigo, ALMA LIBRE también, sin juzgarle. Simplemente describiendo lo que él me iba contando y yo iba viviendo con él. Le llamaré, Amor. Es lo que mejor le define y sin lugar a duda, de su historia, bien se podría escribir un libro, ya que su sinceridad me sorprendió tanto como me sobrepasó.
Intentaré ser breve y concisa, puesto que mis relatos ocupan otra sección, pero espero dar el mensaje que creo, él hubiera querido dejar.
Amor era un gran peluquero de profesión, aunque si se ponía una bata de cola, imitaba a cualquier folclórica a la perfección. Tenía la necesidad de buscar amores, allí donde fuese aceptado, llevándose a cambio en muchas ocasiones, malos tratos y abusos sexuales que agredieron su integridad física y, aún peor, psicológica. Decía que envejecer era algo que no se podía permitir ya que conseguir encontrar a alguien a quien le apeteciera hacerle sentir amado, era mucho más difícil y él estaba dispuesto a correr el riesgo de la decepción, una y otra vez.
Me llamó la atención, un día que salimos juntos, como él, estaba pendiente de los chicos que se fijaban en mí y lo que ocurría entre nosotros. Era como si a través de mí, pudiera recrear aquello que deseaba que le ocurriera. Nunca se lo pregunté, por no molestarle, ahora me arrepiento, porque me hubiera encantado conocer sus necesidades y ayudarle.
Un día Amor, harto y asqueado de todo ese mundo que le rodeaba y le utilizaba, decidió romper con él, drásticamente. La verdad es que yo nunca pensé que saldría bien, porque tomó la decisión de casarse con una mujer, cuando él sentía atracción por el mismo sexo. Aunque, ciertamente, esa mujer parecía su media naranja: ambos trabajaban juntos, les encantaba disfrazarse, maquillarse, vivir siendo ellos mismos. Y hubo un tiempo en el que todo parecía perfecto, tanto que incluso tuvieron un hijo.
Ahí le perdí la pista. Otra amiga común me iba diciendo qué tal le iba y a él le hablaba de mí. Pero un día me dio una noticia fatídica. Al parecer, se había divorciado y su hijo se avergonzaba de él cuando le iba a recoger al colegio. Me entristeció enormemente y no tuve valor de llamarlo y hablar con él. ¿Qué le iba a decir? Ese tema me era tan complejo y desconocido que no tenía las palabras ni el valor, supongo.
Finalmente, volvió al ambiente del que salió y que tantos disgustos le había dado en el pasado, mendigando nuevamente el amor y cediendo para ser sometido a lo que hiciera falta. Estaba perdido, sin saber a dónde ir…, hasta que murió en un lugar oscuro, fuera de su país, en una situación lamentable. Y no hay día, que no le recuerde, sabiendo que no supe estar ahí.
Yo era entonces una jovencita soñadora, que tampoco tenía claro hacía dónde ir. Pero no hay excusa.
Ahora sólo me queda rezar, con la esperanza de que allí donde Dios le haya acogido, sienta mi AMOR y esa paz interior, que aquí no encontró, y espero algún día, poder hablar con su hijo para decirle que su padre, buscó la verdad arriesgándose a cambiar lo que hiciera falta, pero muchos, le fallamos. Qué no le falle él también, porque su padre le dio la vida, siendo una bella persona, que sólo quería amar y ser amado, ACEPTADO.
Son muchos los estereotipos que aún tenemos que combatir, y con la ayuda de ese Dios misericordioso, que nos ha hecho a cada uno de nosotros, tal y como él quiere que seamos, lo lograremos. La Iglesia se está perdiendo muchas almas que la necesitan y tendrían que reunirse con urgencia, para que no haya más homosexuales perdidos en el mundo. Son lo que son y necesitan a Cristo en sus vidas. Abrid pastorales, haced llamamientos, diálogos, lo que sea, pero no les dejéis a medias. Para eso ya están todos esos colectivos relativistas e ideologizados que les etiquetan sin entender lo que realmente les pasa por dentro porque no les interesa, ni creen, en la verdad.
El AMOR LO PUEDE TODO cuando saca sus mejores armas, sin juzgar y a la escucha, para que el Espíritu Santo, haga todo lo demás.
LOVE, Carmen.