Hola amigos de mi blog. Estos días de verano, tengo más tiempo para dedicarle a aquello que más me gusta, escribir, pero aunque parezca mentira, me está costando encontrar un rato y ganas de contar algo sin tener que mencionar la historia incierta que se está desarrollando en mi país. Así es que para quitarle crudeza, lo haré por medio de una narrativa que titularé: VERANO INCIERTO.
Érase una vez un país precioso, lleno de luz, en especial en verano, cuya geografía era tan variada como hermosa. Playas, bosques, montañas, valles frondosos llenos de colores y aires puros que iban a parar a sus ríos caudalosos y cristalinos.
Pero un día, llegó un mago con planes inciertos, que quería implantar a toda costa entre los habitantes alegres, solidarios y extrovertidos del lugar. Para ello prometió ser mejor que cualquier otro gobernante habido allí y de un plumazo destronó al elegido por la población.
Su discurso no convencía a muchos, ya que a pesar de las palabras que repartía a diestro y siniestro, sobre sus buenas intenciones, pactaba con personas que querían dividir a esos solidarios ciudadanos, desde tiempos inmemorables. Pero con gesto de tristeza se excusaba en no tener más remedio por aquellos desconfiados que no le dejaban actuar en solitario y daban su confianza a alguien menos carismático y algo cobarde a la hora de dirigir.
Parecía que aquello no tenía remedio y una y otra vez el hombre incierto, que prometía ser honesto pero una y otra vez salían a la palestra sus malas decisiones y artimañas, volvía a sobrevivir en su puesto de mandatario para desgracia del carácter histórico de los lugareños. Tenía un proyecto para ellos, pero sin contar con ellos y todo estalló un verano.
Las voces de millones de ciudadanos se alzaban una y otra vez con valentía a pesar de que muchos callaban y adoraban al siniestro gobernante que vendía a cualquiera que se le pusiera por delante, por treinta monedas. Parecía que todo estaba perdido y que era cuestión de tiempo que controlara todos los mecanismos de poder independientes, que controlaban que se cumpliera la ley aprobada por sus ciudadanos.
Pero la lluvia llegó y con ella la valentía de quienes estaban dispuestos a perderlo todo con tal de DESPERTAR la mente y el corazón honrado de unos ciudadanos confundidos y manejados por CONSIGNAS que hablaban de una libertad ausente y estafas disculpadas por su falta de coherencia y honradez .
Quienes opinaban distinto y se atrevían a cuestionar el sistema que se iba imponiendo sin meter ruido en los medios de comunicaciones comprados por él, eran insultados y tachados de lo que precisamente se estaba dando. Parecía un plan perfecto para los acomplejados de diferir y tratar de alzar su voz hacía algo mejor para todos. ¿Cómo ibas a ser un trasgresor de libertades, que ya existían, pero de las que él se apropiaba? ¿Cómo se iba a tratar de mejorar para que el invento de nuevos conceptos sea estudiado antes de aceptarlos sin ningún cuestionamiento sobre sus consecuencias, previsibles a los ojos de quienes no aceptaban la cultura del enfrentamiento, la distorsión de realidades medibles por la ciencia, también secuestrada, e incluso la muerte.
Todo parecía perdido mientras los ricos pedían más y los pobres se dejaban robar bajo el prisma del impostor que vendía libertades, que siempre desembocaban en su propio beneficio.
Pero la lluvia llegó… sin avisar. Cuando menos te lo esperas, en aquel verano incierto.
Algunos lo achacaron al karma, que hacía su justicia y otros al Dios que afirmó que aquello que siembras, recoges. Los rayos y truenos tuvieron que hacer también su presencia, pero el arcoíris estaba cerca, para devolver la calma a la tempestad a un país valiente, lleno de personas que no estaban dispuestas a perder su identidad y dejarse llevar por vientos de doctrinas vacías de contenido.
¿Qué cómo ocurrió?
Eso requiere de otra explicación que próximamente escribiré con ayuda de la historia, que como siempre, se repite una y otra vez, demostrando que el ser humanos es aquel que cae en la misma piedra repetidamente. Pero no por ser poco hábil, si no por querer vivir libremente, sus propias experiencia que harán de él, un hombre y mujer, nuevos.
Se os quiere,
Carmen.