
Bienvenidos una vez más a este blog, con alma propia. Hace pocos días ha sido celebrado el día del LIBRO en España. Me parece una gran idea, puesto que da paso, precisamente a eso, a descubrir ideas, fomentando la lectura. Pero es bueno ser consciente de que cuando lees un libro, de algún modo estás abriendo el alma de un escritor.
El alma del libro muestra la de su creador, de tal modo que bucearas, volarás o te arrastrarás por las profundidades de su conciencia.
Para ahondar en esta idea, os contaré una anécdota que me sucedió hace poco, al ir a la presentación de un libro de un conocido autor mejicano. Voy a mantener su nombre en el anonimato porque lo que me interesa es lo sucedido y no señalar a nadie en concreto: pero sí diré que su novela contenía mucha “rabia”. No obstante, la escribió durante la pandemia. El caso es que, al terminar su presentación, en la cual se ocupó gran parte del tiempo a exponer su amplio currículum académico y literario, me di cuenta de que algo no iba bien bajo mi percepción. Por eso me atreví a preguntarle si debajo de tanta rabia había un mensaje esperanzador. Su respuesta fue, más o menos, que; si conseguía eso, ¡pues qué bien! Así es que creí comprender que ese no había sido su objetivo, por lo menos, principal.
Aún así aproveché para luego contarle que me imaginaba que, como buen mejicano, sería “guadalupano”, y de un modo u otro sabría valorar mi novela “La Conquistadora Guadalupana”. Me contestó que sí, que era un ateo guadalupano. Y por supuesto hablamos de México y de cómo se podría mejorar su situación ante los constantes ataques que recibe a todos los niveles, en especial corrigiendo la subordinación cultural en la que se haya, al igual que España y en general toda la hispanidad.
Pero no me quiero desviar. El caso es que me di cuenta de lo mucho que podemos influir los escritores y también de lo influenciables que somos. A veces escribimos reflejando el pesimismo que hay en la sociedad y la falta de fe. Y unos pocos, nos resistimos a tirar la toalla, a pesar de correr el riesgo de no parecer realistas en una sociedad cada vez más abocada a la tristeza y resignación. Lo que quizás se desconozca, es que SE PUEDE CAMBIAR EL RUMBO. De ello depende el MODO DE MIRAR.
Confieso que cada día siento que hay un cambio en mí y que, si pudiese, reescribiría mis libros una y otra vez, pero gracias a Dios, todavía tengo en mi alma ese anhelo de mirar con ojos de ESPERANZA. Todo tiene solución en la vida, pero hay que encontrar el modo. Y el AMOR que se sabe DAR, siempre lo encuentra.
Así es que aprovecho para transmitir de nuevo ese mensaje, que está latente en mis libros y artículos y en mi lucha particular. Todo irá bien mientras esté ese deseo fuertemente sustentado en nuestro interior y CREAMOS que se PUEDE LOGRAR. Esa es la PUERTA que necesitamos abrir, para que entre la LUZ que hace todo POSIBLE.
¡Qué la intriga no oscurezca vuestro mundo, amigos! Sólo vuelva a reforzar vuestra ilusión por vivir. Yo seguiré escribiendo colaborando para que así sea.
LOVE, Carmen.