
Hola, amigos de mi blog. Me gustaría contaros como me está yendo con el nuevo libro que estoy escribiendo para tratar desde este medio, este tipo de temática. Pero nuevamente necesito compartir algo profundo, que al igual que el tipo de literatura que difundo, toca los corazones.
Hace pocos días he despedido a un amigo, un maestro y un tesoro ante su viaje inminente a un lugar desconocido, si tenemos en cuenta lo visible e invisible. Ha recibido la llamada y como era una joya, me ha costado desprenderme de él.
En su funeral, he podido transmitir alguna de las muchas cosas que creí necesarias, aunque confieso que muchas se me quedaron en el tintero porque la emoción no me lo permitió. Ahora, ya en mi refugio las quiero reflejar y volver a recordarle como a un caballero lleno de generosidad y entregado al servicio en su barrio, en Cáritas, catequesis, parroquia, asociaciones, siendo alcalde de barrio y hasta en la peña, vistiéndose de troglodita si hacía falta.
De hecho, nadie podía creer su partida, porque hasta la última semana, caminaba junto a su Dulcinea, su esposa, por las calles del barrio, con una sonrisa y sus gratificantes palabras amorosas.
En esa ocasión, yo iba hacía la Iglesia en donde exponían al SANTÍSIMO y como sabía que estaba delicado de salud, pensé en él y lo mucho que quería verlo y llevarle un trocito de la Santa forma. Y de repente, me lo encontré y pude compartir con él ese deseo. Pero no es la primera vez que me sucedía esto. Recuerdo montones de ocasiones en los que, ha sido pensarle y encontrármele. Era como si el cielo estuviera de acuerdo en que, al encontrarnos, nos llenábamos de algo más grande que nosotros mismos.
Si supierais lo mucho que amaba a la madre de Dios. Porque ella le transmitía esa ESPERANZA en el RESUCITADO. Y no me cabe la menor duda de que eso le sucederá a él, ahora en espíritu y luego en cuerpo y alma. Y si hasta ahora estuvo en todas partes, con responsabilidades varias y trabajando altruistamente, en el Reino de Jesús, de nuevo, será de sus hombres de CONFIANZA manejando poderes que no alcanzan a nuestro entendimiento aún.
El caso es que siento que sigo unida de algún modo a él. Los sitios que ha dejado él vacíos, son imposibles de llenar, pero yo me coloco en alguno de ellos, sin planearlo, simplemente, sucede, como si él mismo me estuviese dando el relevo, como ya hizo en su día en la Asociación de Vecinos de nuestro Barrio. Me lo tomo como un APRENDIZAJE que me brinda para ser merecedora de ese lugar ETERNO al que él ya ha llegado.
Su esposa, Pilar, siempre ha sido su compañera inseparable y había una armonía entre ellos, que ya quisiéramos muchas parejas para nosotros. Son una INSPIRACIÓN. Su forma RESPETUOSA de tratarse y COMPRENSIVA, también me acompaña. Cada vez que hablábamos con ellos mi marido y yo, nos sonreíamos al comprobar que todas las aventuras memorables en sus vidas, las habían vivido juntos.
En fin, que aunque siento que su aventura continúa y ahora está recogiendo todo el bien que sembró, digno de alcanzar las promesas del REY de reyes, también creo que debo estar en alguno de esos sitios en donde él hubiera querido seguir sembrando. Porque hasta el último instante de su vida aquí, luchó por continuar en esta labor. Pero Dios tiene sus planes, perfectos, aunque a nuestros ojos a veces, no lo parezcan.
Su labor de CATEQUISTA nos ha dejado una huella imborrable, porque, aunque era un hombre tranquilo y sosegado, cuando se le escuchaba hablar de la BUENA NUEVA que tenemos la suerte de haber recibido del Dios hecho carne, sus ojos brillaban de fervor. Y no hay nada que transmita más que un alma enamorada. Al igual que del ROSARIO que siempre rezaba. Sabía lo poderosa que es esa arma para vencer las fuerzas de cualquier mal. Una prueba más, de que todo irá bien.
Ojalá todos los que hemos estado a su lado, recojamos ese LEGADO, en especial su familia, que es maravillosa y he tenido el gusto de conocer. Y como se suele decir, “DE TAL PALO, TAL ASTILLA”.
Qué así sea, para que el mundo pueda seguir brillando con personas de LUZ que se DAN a los demás, porque en su CORAZÓN, reina el AMOR DE DIOS.
LOVE, Carmen.