Mateo 5:38-48

«…43 Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. 44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; 45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.

46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos?47 Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? 48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.»

Hola a todos un día más. Había pensado escribir hoy sobre un tema distinto, relacionado con mi trabajo literario, pero ayer me ocurrió algo que me hizo entender que debía cambiar mis planes por algo más urgente.

Todo empezó cuando asistí a una celebración en la cual se trataba ─a groso modo─, de concienciar sobre las múltiples necesidades de los más necesitados y el papel que podemos adoptar a este respecto. Un misionero nos contó como en diversas zonas de Brasil, algunas multinacionales como “Cocacola”, tratan de hacer negocio con un bien tan necesario como lo es el agua. La lucha por evitar que se privatice un bien de todos, es todo un reto para muchos misioneros y organizaciones humanitarias, a los que nosotros podemos respaldar.

Hasta aquí, todo fue perfecto, pero en una de las tantas lecturas que se expusieron, una frase me chirrió, porque incitaba, explícitamente, al ODIO HACIA LOS RICOS. Y os aseguro que no era un mitin del partido político “podemos”.

Bromas aparte, confieso que aunque no me pareció correcta esa expresión, no dije nada, hasta que un sacerdote ya metido en años, pero con una cara de ángel que no se le puede aguantar, dijo a unos cuantos que estábamos en corro hablando: “Todo ha estado muy bien, excepto una frase…” Y la soltó.

Fue entonces cuando comprobé que él pensaba lo mismo que yo, pero lo dijo sin reservas. La verdad es que, es lo suyo, teniendo en cuenta las enseñanzas de Jesús, o eso pensaba yo, porque resulta, que otro sacerdote que también estaba por allí ─y que sé, de buena tinta, que es un buen ser humano─, pensaba de modo distinto y eso sí que me PREOCUPÓ, sobre todo porque al verme a mi hablando sobre ello, me recriminó que yo no controlase los evangelios como él y que tuviera desordenadas mis ideas.

Creo que este sacerdote necesita tener una charla con San Mateo, entre otros muchos, porque si no llega a ser por el hecho de que Jesús llevó a cabo lo que predicó, Mateo no estaría entre sus filas. No veo un mejor modo de llegar a los que más nos necesitan, que dando bien por mal. Y cuando digo que nos necesitan, es porque, ni los malos son tan malos, ni los buenos tan buenos. Hay personas metidas en fango, que necesitan salir, con menos reproches, ODIOS, y represalias y más amor.

¡Dios es PURO AMOR! Él sabía decir la VERDAD sin odio. Porque la indignación no debería controlarnos hasta tal punto.

Por eso concluyo creyendo que: nos vemos los unos a los otros con tal desconfianza y desprecio, que así nunca podremos ser dignos, ni entender, al IRREPROCHABLE.

ATREVERSE A AMAR cuando nuestros prejuicios toman partido a la hora de juzgar al prójimo, es todo un reto, que empieza a dibujarse en el corazón puro, más que al ilustrado con cientos de lecturas bíblicas, científicas o literarias.

Meditadlo si os parece. Es urgente cambiar el mundo, del único modo posible.

LOVE, Carmen.