¡Hola amigos! He estado unos días de vacaciones, pero ya he vuelto a frecuentar la ciudad burgalesa en la que vivo. Y aunque al principio no sabía qué poder compartir en mi blog, más que por falta de ideas, por tratar de transmitir algo nuevo, hace a penas un día, me ha ocurrido algo digno de ser contado y que nuevamente aglutina un cúmulo de circunstancias que finalmente terminan en un objetivo cumplido.

Para ser más específica os diré, que me encontré paseando por una zona muy frondosa de Burgos, a una mujer que cantaba como los ángeles, en medio de la naturaleza. Seguí el sonido de su voz y al dar con ella la felicité por tener esa hermosa voz. Pero una conversación lleva a otra, hasta el punto en que nos llegamos a dar cuenta de que teníamos un lugar común al que íbamos: yo para estar y meditar y ella además para cantar. Así es que decidimos quedar allí un día y poder disfrutar juntas de ese lugar, y poderla oír cantar de nuevo en aquel escenario junto a la presencia de Dios y de sus santos.

Los que ya me seguís desde hace tiempo, os podréis imaginar dónde es. Hay un monasterio muy hermoso cerca de donde vivo y en él, una capilla, la de San Bruno. Yo suelo decir, que siempre que voy allí, frente al SANTÍSIMO, algo mágico sucede. Y esta vez, no podía ser menos. La vez anterior que estuve, ya ocurrió algo precioso y pude hacer feliz a una persona que lo necesitaba, pues en esta ocasión, parece que parte de esa magia, iba a recaer sobre mí, directamente.

Cuando estábamos allí mi nueva amiga, que es como un hada, y yo, nos encontramos con otra amiga especial y una misionera carmelita de México, que la acompañaba y también era fuera de lo común, puesto que tenía la propiedad de mirarte a los ojos y sentir eso de especial que tenías con lo celestial, clavándolo y decirte aquello que tenías que saber. Curiosamente, yo también quería decirle a aquella hada de voz angelical, algo que llevaba en el corazón, pero lo que no me esperaba es que la misionera: Lupita, también se lo dijera. Con lo que me sentí muy reconfortada, porque el mensaje estaba dicho y reforzado. Luego sólo queda dejar que el tiempo haga el resto.

No especifico más, para no invadir la privacidad de nadie y dejar en lo íntimo aquello que lo merece, pero si os voy a explicar con detalle, lo que iba para mí. Porque resulta de yo sólo pretendía escuchar cantar a esta hada misteriosa y terminé cantando con ella. Me hizo mucha ilusión por varias razones: me sentí acompañada y querida, además de congratulada, puesto que los que nos oían quedaban admirados por la voz del hada y la mía, que compaginaba con la suya, cuando ella me pidió que la siguiera. Además, las canciones eran como a mí me gustan: CON MENSAJE DE AMOR, ELEVADO. De eso que te llega al ALMA y lo TRANSFORMA.

No sé que más cosas van a pasar a partir de ahora, pero espero que muchas más. Por de pronto, tenemos pendiente varias nuevas citar que allí prometimos tener y una cantante del cielo, que quizás se adentre en el monasterio, en una misa cantada por ella. ¿Qué más se puede pedir?

Con tantas DIOSIDENCIAS dando fruto, sólo puedo decir; ¡CONTINUARÁ! Y todo aquello que pueda transmitiros LUZ, FE, ILUSIÓN Y ESPERANZA, os lo contaré.

FELÍZ VERANO A TODOS Y QUÉ DIOS OS BENDIGA.

LOVE, Carmen.