Hola amigos un día más. Cada día es un regalo y el 25 de julio fue, uno de los grandes. Se celebraba SANTIAGO Apóstol, PATRÓN DE ESPAÑA, que, para mí, llega hasta “ALLENDE LOS MARES”. De hecho, la historia que os voy a contar a continuación tiene esa representatividad, puesto que la vivimos unos españoles con una mexicana.
Empezaré confesando que estas amigas y yo, teníamos planeado hacer algo distinto a lo que salió y que de nuevo ocurrieron, lo que ya llevo dos artículos seguidos denominando, diosidencias. El caso es que nos iban saliendo los planes, supuestamente, mal, hasta que nos dimos cuenta de que los planes de Dios, iban en la dirección perfecta y finalmente terminamos en el monasterio de San Pedro de Cardeña (Burgos), no visitándolo, como era uno de nuestros planes, sino yendo al culto que justamente iba a empezar en cinco minutos, cuando llegamos.
Así es que, como era día de precepto y también queríamos asistir a misa, aunque teníamos pensado ir a otra iglesia, lo hicimos allí. Y fue precioso comprobar como aquello nos caló hondo, en esa misa tan solemne y hermosa, en un ambiente que parecía habitado por los ángeles celestiales, entre cánticos, incienso, palabras al santo desde los evangelios y la homilía de los sacerdotes y monjes que con tanto amor y delicadeza se expresaban. Parecía que el mismísimo Santiago nos volvía a recordar su afán por evangelizar el mundo entero, no sin antes reafirmarnos en la fe que dejó instaurada con muchos sacrificios, en tierras españolas.
Al salir del monasterio, estábamos tan llenos de paz y fortalecidos, mis amigas y un joven encantador que nos acompañaba, que dejamos la visita para otra diosidencia y seguir nuestro camino de Santiago particular, mientras hablábamos de posibles proyectos y mi amiga mexicana me iluminaba el espíritu con sus intenciones de hacer llegar a su tierra, antes también la nuestra, algo que aún prefiero no desvelar.
De ese modo percibí nuevamente, que una mujer, madre de todos, estaba detrás de nosotros dando forma a algo que aún está sin definir por completo, teniendo en cuenta que los planes de Dios no suelen ser tal y como nosotros los planeamos. Pero que estábamos EN CAMINO.
¿¡Y qué mejor día para comprobar que se está en camino, que el día de Santiago apóstol de Cristo!?
Sólo sentí que alguien faltaba, pero tras un mensaje que la dejé, ya está de nuevo en el rumbo adecuado y preparada para la próxima diosidencia. Porque he descubierto, amigos, que no hay mayor gozo que aquel que se da de la mano del que todo lo puede y está dispuesto a maravillarnos, cada día de nuestras vidas y después de estás, aún más.
Esperemos saber dejarnos llevar por sus caminos para llegar al destino más hermoso que jamás podamos ni imaginar.
LOVE, Carmen.