Excusas en lugar de…

jesus-feliz-diaHola amigos. Os voy a contar algo que me sucedió el otro día con unos vecinos que tengo, lo cuales, si los conocierais os encantarían porque son muy extrovertidos, sensibles, modernos y alegres, pero una conversación nos hizo comprobar que nuestras ideas con respecto a la Iglesia son algo diferente y me dio mucha información que quiero compartir porque puede ser útil.

Todo comenzó hablando sobre el tiempo y terminó derivando en diferentes filosofías religiosas. Casi nada. Comprobé la cantidad de prejuicios que les separaba, supuestamente, de la Iglesia cristiana.

Sin embargo son muchos los que justifican sus palabras contra el cristianismo, enumerando pormenorizadamente todos los errores que hemos cometido los cristianos a lo largo de la historia. Curiosamente son los primeros en defender también, lo malo que es culpar…

En fin, que tras escuchar la cantidad de “sapos y culebras que recaen sobre los actos de los cristianos”, me dieron ganas de expulsar esa tensión y ahora os toca a vosotros aguantarme. Dicho de otro modo, es cierto que el ejemplo arrasa, pero que queréis que os diga, si alguien quiere juzgar con justicia la fe Cristiana, que lea los Evangelios, que son los que explican lo que el Maestro nos enseñó y que lo cuestionen si quieren, yo me niego a dejar de cometer errores. Soy imperfecta y me encanta. Es el modo en el que aprendo, metiendo la pata y si alguien no entiende eso y me hace a mí y a los millones de cristianos que ha habido, hay y habrá, responsables de su falta de fe y de cultura con respecto a la vida y obra de Jesús, ellos verán.

No soy ninguna santa ni lo quiero ser. La fuente está ahí, y yo la recojo: unas veces nutriéndome de ella y utilizándola bien, otras veces regular y otras fatal… Pero es como necesito ser. Qué cada uno se haga responsable de sus propios actos, porque yo sencillamente, sólo soy un ser humano, al igual que el resto de hermanos.

Quiero ser yo, para enfrentarme con mis luces y mis sombras a mí misma, para desenmascarar mi ser y aceptarme, sin miedo al qué dirán. Amo a Cristo porque lo admiro desde los pies a la cabeza y algo que hay dentro de mí, siente dolor de tanto que lo ama, a pesar de que no le llego ni a la punta del píe. Pero nada me importa, porque Él es el primero que me acepta tal y como soy y me viene a buscar cada día, iluminando mi rostro y curando mis heridas. Y si no está de moda, lo mismo me da. Quiero ser auténtica, quiero ser YO.

Resumiendo: que la Iglesia de Cristo la formamos un montón de cristianos llenos de errores, pues sí, pero tenemos derecho a equivocarnos como cualquier otro ser humano, de caer y levantarnos, de sentir la belleza, tener fantasmas, acobardarnos ante el miedo y la inseguridad que también nos tienta constantemente. Jesús nos indica el camino, pero… quién esté libre de pecado tire la primera piedra. Él prometió no abandonarnos hasta el fin de los tiempos.

No obstante, os voy a dejar aquí, un escrito de un cristiano Cartujo de Burgos, que en su decisión de apartarse del hombre para llenarse de Él, contemplándole tras descubrirle, dice:

“La contemplación no consiste en pensar, en decir o en hacer: consiste sobre todo en dejarse transformar por la vida divina que irrumpe en nosotros”. La utilidad que le demos, es una disputa personal.

LOVE, Carmen.

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Acerca de mcarmen

Maestra y Escritora de varias novelas: "Tras la estrella del atardecer" (2017) "Ella estuvo allí", "La llamada del comienzo", "Hacia el destino final". "La conquistadora guadalupana"(2016) "Con destino al valor" (libro juvenil) "Los magos de oriente existen" (libro juvenil) "El amor encuentra el modo" (relato corto) "Seducidios por el AUTÉNTICO PODER"(2020) "Relatos del Alma" (2021)

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