Hola a todos. !Qué tal están mis valientes amigos, dispuestos a recibir unas simples palabras que hoy tratarán de analizar ese dolor del alma que nos da tanto miedo y que intentamos acallar en lugar de escuchar y poner remedio!
Hay muchas filosofías encaminadas a acallar el dolor del alma, pero nuestro espíritu siempre se revela. Tiene una memoria prodigiosa y no le vale mirar hacia otro lado, evitar sentir sensaciones placenteras hacía aquello que no podemos controlar y un largo etcétera.
Os cuento esto porque creo que vivimos en una sociedad centrada en evitar el dolor, el sufrimiento incómodo que nos lleva a un punto de estrés, al visualizarlo como algo negativo. Pero, y si no fuese así.
Me encanta esa frase que dice: “el que no arriesga no gana”, y no porque sea una persona competitiva, sino más bien, porque tengo deseos por conseguir ciertas metas y el riesgo es una consideración necesaria, a pesar de que esto, pueda terminar en derrota. Eso sí, temporal. Porque también pienso que exponerte por cumplir un sueño, siempre es un aprendizaje y por tanto una victoria.
El caso es que me doy cuenta de que cada vez más, evitamos comprometernos a la entrega por algo que nos gusta, para evitar perderlo y eso me molesta porque es la antítesis de los valores que admiro: la lucha, el valor, el honor, la fe, la esperanza… y conlleva el conformismo, que para mi gusto, es más incómodo que la posible frustración de no obtener los resultados deseados.
Por eso hoy quiero aportar aquí mi granito de arena, por esta lucha de atreverse a abrazar una causa, por difícil que sea, siempre y cuando nazca del corazón. La cabeza tiene que seguir sus latidos y aportar soluciones no obstáculos. Por eso hablemos de aprender a dar respuesta al dolor cuando sentimos frustración por no llegar a la supuesta meta. Quizás allá que cambiar el plan, incluso ajustar la meta, pero nunca el milagro que se da en nuestro interior.
El que quiera bailar que baile, reír, que ría, cantar, que cante: no es necesario un escenario, ni que te digan que eres el mejor. Es necesario disfrutar apasionadamente del amor que surge en tu interior por aquello que vibra dentro de ti. Aprende a recibir menos de lo que das, sin importarte. Porque la vida no es recibir, si no DAR, SER, SENTIR, OBSERVAR, ACTUAR del modo único y personal que sólo tú puedes CREAR.
No evites el dolor, aprende de él. Te está diciendo que no estás poniendo el foco de atención donde debes. Ponlo en aquello que te acepta tal y como eres. En quien te creo. De Él emanan todas las leyes de la ciencia y de todas ellas, la criatura más bella, procede de tu interior. Si te atreves tú también a amarte, encontrarás el modo de encontrar el camino para disfrutar de tus sueños, sin que ningún dolor ajeno, te los rompa.
LOVE, Carmen.