ARPU Y DON JOSÉ LUIS

Hola, amigos de mi blog. Hoy podría decirse que es un día triste, puesto que ha muerto una persona querida para mí. Sin embargo, lo que lamento es no poder volver a disfrutar de su presencia visible. Digo esto, porque él era sacerdote y tenía muy claro, que morir aquí es vivir en la presencia de quien todo lo puede y lo ES. De ese modo, se puede decir que ahora disfruta de un mundo más dichoso desde donde podrá interceder por todos sus seres queridos. Y también por esos proyectos que llevaba a cabo, con tanto amor.

Y es que, en estos tiempos, un sacerdote nunca se jubila. Don José Luis Esteban Vallejo: al que le dejo eso de “Don” porque es lo que le sobraba, dones, el día 2 de diciembre, estaba celebrando misa por la tarde y ya terminada, en la sacristía, con su “alba”, traje sacerdotal aún puesto, sintió un repentino desvanecimiento que lo postró sobre esas piedras benditas, que tantas veces había pisado con brío. Nadie se lo esperaba, pero ya se sabe que debemos tener la lámpara encendida para cuando venga el novio, como dice el evangelio y él bien conocía. La suya estaba alerta, sin lugar a duda.

En su funeral la iglesia estaba abarrotada de gente de todas las edades que lo quería y he tenido que consolar a más de un monaguillo suyo, que ya ha alcanzado la adolescencia y se rompe por dentro al verlo ahora dentro de una urna que no deja vislumbrar la Gracia que, como decía San Agustín, en realidad le envuelve a todo el que es de Cristo y no hay que llorar. Así lo expresó su familia. Gran familia donde las haya. Qué hasta tiene un sobrino cura, Mario, del que siempre él estaba muy orgulloso y yo que lo conozco, no es para menos; celebró su funeral acallando el dolor, pero utilizando el amor que los unía, brillantemente.

Sin embargo, todavía me parece oír a Don José Luis proclamar a los cuatro vientos, que Jesús se encuentra PRESENTE en la Santísima EUCARISTÍA y que se merece nuestra ADORACIÓN, en cada uno de esos SAGRARIOS, donde los sacerdotes colocan aquellas formas que esperan ser alimento para los fieles.

Y es que, nos quejamos de no tener a Dios visible, pero Él no nos dejó solos. Lo sabemos gracias a la tradición apostólica, que a través de los tiempos así nos lo ha manifestado en cada misa, donde el centro es JESÚS EUCARISTÍA. Un regalo que muy pocos saben valorar.

Don José Luis era y de algún modo, seguirá siendo, Consiliario de Burgos y a nivel Nacional de la ARPU. Y a tiempo y a destiempo, nos lo decía a todo el mundo, con un brillo en los ojos, que penetraba en el alma, consiguiendo que no se pudiese rechazar sus palabras. Así, recogía el testigo de Doña Juana Carou, la fundadora, y otros muchos que la siguieron hasta él. Ahora, la Adoración Real Perpetua Universal tiene que proseguir, para que por lo que se creó, continúe: para que ningún SAGRARIO QUEDE ABANDONADO Y ACUDAMOS a RECIBIR todos los MILAGROS que JESÚS está deseando DAR a aquellos que le son FIELES.

Por la experiencia que llevo teniendo desde hace varios años, subiendo a mi capilla preferida, donde está el sagrario al que yo acudo, os puedo asegurar, que Dios, devuelve el ciento por uno. Don José Luis me lo reveló y ese regalo, que es para todos, hoy lo quiero compartir. Hay mucha gente que se siente sola y no querida. Si supiera cuanto AMOR se recibe frente al SANTÍSIMO…

En fin, que el mejor homenaje que le puedo dar a este Presbítero tan entregado a la PRESENCIA REAL DE CRISTO, es ser VALIENTE y a pesar de que el mundo apunte a otros asuntos más mundanos para obtener la felicidad, NADA SE PUEDE IGUALAR A ESE TROZO DE PAN HECHO CARNE PARA SANARNOS. ¡NADA!

Y más a gusto “que un arbusto” lo digo y lo siento. GRACIAS QUERIDO Y RESPETADO HERMANO ahora ya en el cielo. TE AMO POR ENSEÑARME MI AMOR VERDADERO.

LOVE, Carmen.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *