Cuando el Espíritu habla,
el corazón se conmueve.
Revela verdades buscadas.
Ya por fin encaminadas.
Su ideal es amar igual.
A un rufián que a un alfarero.
Un hermano es un hermano,
para lo bueno y lo malo.
Si algo me enfrenta a él,
ponga tierra y lo rechaze.
Si algo me sabe mal,
lo resuelva o lo desate.
Qué para algo lo amo.
Qué no lo amo al servirme,
sino más bien, al servirle.
Sin esperar bien por darme.
Qué lo perdone si daña.
Porque así sano su alma.
Porque así sano mi alma.
Y alcanzamos la esperanza.
Si quiero sé cómo hallarlo,
en cada paso que damos.
Sin rebajarle ni darle,
donde sus miedos encajen.
Qué siendo siervo me sirvo,
con incondicional anhelo.
Porque no es igual amar,
usando condicionales,
qué como lo hizo mi ideal,
sostenido en un maderero.
Aquel que me enseñó a AMAR
Viendo que por ti, me muero.
Aquel que me enseñó a volar.
Viendo que por ti, me quedo.
Y es que quede bien o mal,
no hay mayor bien al obrero,
qué el obrar, para ganar,
No un jornal, el mundo entero.
LOVE, Carmen.
Todo esto esta muy bien pero tenemos una lengua Imperial entonces porque ese LOVE, Carmen.