El primer JESUITA

Hola amigos. Un día más quiero haceros partícipes de un nuevo descubrimiento que me ha ofrecido la vida, esta vez por medio de una película: “Ignacio de Loyola”, que aunque no tenía una buena crítica, me dejé llevar por su contenido, que siendo de tan gran personaje histórico y humano, intuí que algo me podría aportar, y así fue.

Empezaré explicando lo que me pareció que mostraba el contenido –de forma abreviada–: En un principio describe su vida anterior –antes de descubrir a Cristo de la mano de Santos como San Francisco de Asís– y en ella se ve como fue un soldado con ganas de morir en combate para demostrar a su familia, que él podía ser tan bueno como un hermano, que murió en batalla, al que todos rendían tributo.

Estos problemas afectivos le llevaron a la desolación y a punto de morir en una contienda, que lo dejó mal herido, tratando de ser amado y aceptado. Gracias a ello, no tuvo más remedio que ocupar su tiempo en algo distinto, y quiso el destino que cayese en sus manos, libros de Santos, que otro de sus hermanos –sacerdote éste –, tenía guardados por casa.

De este modo, descubrió alguien más interesante, por quien ser amado y entregar su vida. Él había sido educado para darlo todo, recurriendo a una férrea disciplina y entrega, pero esta vez lo haría, por quién más conmovió su alma, arrebatándosela para siempre: Cristo, el defensor de los pobre, que siendo uno de ellos, logró despegarse de todo aquello que les hacía invisibles y activar un poder mayor, incorruptible e omnipotente, ya que proviene de Dios. Resumiendo: Apostó todo, por lo más alto.

Así el militar español fundador de la Compañía de Jesús y autor de «Ejercicios espirituales» (1548) y «Autobiografía de San Ignacio de Loyola» (1555), dejó atrás su alta alcurnia y comenzó su andadura espiritual buscando a Dios en aquellos que dijo Jesús, Él estaría: los despojados del mundo. Y es, en este punto donde deja un RASTRO INVORRABLE, porque decide hacerlo de un modo único y peculiar, tanto, que la inquisición, lo juzgó, temiéndole, lo que denominaban despectivamente; «un alumbrado», al oírle hablar de sus EJERCICIOS ESPIRITUALES,  a todos aquellos que se acercaban a él, pidiendo consejo. Les era difícil de entender, que un militar que se había hecho mendigo, tuviera tan alta inspiración.

Sin embargo, en el juicio que le hicieron, sucumbieron a la prueba mayor de su origen. Resultó que en un pequeño diario, escribió cuales eran sus verdaderas intenciones, y eran tan irreprochables, puesto que sólo buscaba hacer la voluntad de Dios por encima de la suya, que finalmente, no sólo le liberaron, sino que le ayudaron a que diera continuidad a su labor, proporcionándole una minuciosa formación teológica.

En la película hay una escena que refleja  cómo iba anotando en dicho diario, su lucha personal por obtener la inspiración de cualquier modo posible, incluso flagelándose si era preciso. Pero lo mejor de todo es que tras infringirse las máximas penas, casi al borde de la muerte, por ello, encuentra una respuesta iluminadora; tal y como él quería. Se da cuenta de que hay una dualidad dentro de nosotros, o lucha interna, en la que se encuentra el bien y el mal. Descubre que el mal intenta hacerle  sentir culpable de todos sus errores y que el bien, sin embargo, es ese JESÚS mostrándole sus heridas para recordarle que Él recogió todas nuestras iniquidades, para que nosotros avancemos hacía nuestro potencial, que radica en Él mismo.

Es entonces cuando decide llegar a ese potencial, creando los ejercicios que le lleven a superar todo lo que considera le aleja de la perfección que busca, centrándose en AMAR AL PRÓJIMO COMO A UNO MISMO Y A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS, por ser en quien CONFIA y a quien AGRADECE su total entrega.

Yo lo resumiría diciendo, que descubrió al autor de la belleza que hay en aquello que perdura eternamente y trató de enriquecer lo que observó que le llevaba a Él, y apartar lo que le alejaba de Él, con la férrea disciplina a la que un soldado militante, estaba acostumbrado, para asegurar la victoria.

Por eso algunas de sus frases inspiradoras que buscan esa belleza dicen cosas como:

Todo buen cristiano ha de inclinarse más a salvar la proposición del prójimo que a condenarla.

No satisface el saber mucho, sino el sentir y gustar internamente de las cosas.

El amor se ha de poner más en las obras que en las palabras.

La renuncia de la voluntad propia vale más que resucitar a los muertos.

El examen de conciencia es siempre el mejor medio para cuidar bien el alma.

Cuanto más nuestra alma se despegue de las cosas, más cerca estará de nuestro Creador.

Quien evita la tentación evita el pecado.

En tiempos de desolación, nunca hacer cambios.

Cuanto el bien es más universal, es más divino.

Hay que procurar conservar la amistad y benevolencia de los que gobiernan y ganar a las personas de autoridad con humildad, modestia y buenos oficios…

Y es que, se podrá o no estar de acuerdo con el primer jesuita de la historia sobre sus creencias, pero lo que es innegable para mí, es que CREAR UN MÉTODO A SEGUIR, basado en una ARDUA INVESTIGACIÓN sobre la dirección que merece la pena seguir, es MAGISTRAL.

Creo que si todos hiciésemos ese EJERCICIO ESPIRITUAL DE LOYOLA de buscar primero en nuestro corazón el deseo más ardiente y posteriormente crear la estrategia a seguir con rigor, la probabilidad de que encuentres PAZ  EN TU INTERIOR, es mucho mayor que si nos dejamos llevar por los que ya tienen planeado, cual será la dirección de nuestra vida.

En todo caso, amigos, gracias a esta nueva inspiración que me atrevo a compartir, creo que merece la pena intentar ser un LOYOLA y luchar contra viento y marea si es necesario, para LIBERAR EL ALMA DORMIDA, de un mundo que aún está controlado por la soberbia de nuestra propia ignorancia interior.

¡GRACIAS INGNACIO POR TU MÉTODO INSPIRADOR Y REVELADOR!

LOVE, Carmen.

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