Hola amigos. Hoy me he propuesto confesarme con vosotros, porque ayer otra vez, estuve viendo el reality, «Gran Hermano». Mis amigos, «los intelectuales», piensan que todo eso es basura, al igual que otros programas que se dedican a cotillear y jugar con la vida de las personas. Sin embargo a mi éste, me parece distinto. Quiero decir, que ver las experiencias que vive un grupo de personas en un entorno concreto, a sabiendas de que todo lo que hacen y dicen es observado y juzgado por su familia, amigos y gente totalmente desconocida, con el fin de caer bien para ganarse un buen premio, me parece semejante a nuestra propia vida. Los cristianos creemos que somos observados y que según nuestros actos, seremos juzgados y premiados o no.
La gran diferencia es que solo Dios puede juzgar con total justicia, porque se dice que tiene la cualidad de ver dentro de nosotros y total sabiduría, pero que narices, cuando observo a esos chicos, siento lo que sienten, vivo lo que viven y sufro lo que sufren y eso es despertar mi EMPATÍA. Nunca podremos hacer un juicio justo de sus actos, pero si, aprender de sus errores, observar sus reacciones ante las dificultades, que en algunos casos son similares a las nuestras y tratarlos con empatía. Además, a mi me viene fenomenal intentar comprender su complejidad, me ayuda a la hora de crear mis personajes. Solo me preocupa el hecho de saber si realmente alguien puede estar preparado para tener la valentía de mostrarse tal y como es ante todos, sin saber muy bien cuáles pueden ser las consecuencias. En todo caso, deberíamos ser capaces, porque algún día, viviremos esa experiencia, eso sí, al lado de Dios.
¿Os imagináis un gran hermano, donde Mercedes Milá, tiene que ser entrevistada por el Ser, tras ser expulsada, o triunfante, del verdadero gran hermano?. Si hubiera también un público, algunas personas que yo conozco dirían, con lo inteligente que es, no sé cómo se ha podido meter en ese reality de presentadora, pero yo entonces diría, porque precisamente el que es inteligente no hace lo que los demás esperan que se haga, sino que hace lo que uno desea hacer. Está claro que es perfecta para ese trabajo, porque tiene algo esencial; cree y entiende el entramado y lo transmite con esa gracia, desparpajo, naturalidad, franqueza y emotividad que a veces roza la dureza, produciendo en nosotros un gran interés por seguir el programa.
Una cosa más al respecto, de esa empatía y aprendizaje que obtengo del reality, me quedo sobre todo con una cosa; cuando discuten entre ellos, desearían evitarse, pero las circunstancias no les deja, por lo que finalmente buscan la manera de convivir lo mejor posible, con un reto seguramente inconsciente, poder ser querido y por tanto aceptado, por aquel que no «soportan». Quizá, en nuestras vidas fuera del reality, también querríamos poder amar y ser amados por aquellas personas de las que, sí huimos. Parece mejor idea apartarse de lo que te hace sentir mal. Sin embargo, a mi me encantaría poder pensar en cierta gente, sin decir en mi interior, «gentuza» y sentirme bien, para poder así, encontrar la paz, que conlleva la FELICIDAD. Voy a dar hoy un primer paso y pedir perdón a aquellos que crean que no les he comprendido y les he juzgado a la ligera, intentaré hacerlo mejor la próxima vez.
Bueno amigos, os dejo ahí eso y otra cosa totalmente distinta que concierne a mi libro. Por lo general veo que la gente que lee mi libro, se siente complacida por diversos factores que se dan en la novela. Sin embargo algunos me han dicho que la parte en la que los evangelios tienen protagonismo, se les hace algo dura la lectura. He pensado que quizá, tenga que considerar la idea de poner esa parte en cursiva por si alguno quiere obviarla, como hacía yo cuando leía ese magnífico libro;»los pilares de la tierra» e intentaba eludir lo referido a describir el modo en que se construyen las catedrales…, porque en esa faceta soy bastante insensible o lo que sea. De todas formas que sepáis, que si en la siguiente edición, si Dios quiere que se haga (y mi propia fe, por supuesto), cambio el tipo de letra, para que la lectura a algunos os sea más, «favorable», también prometo que, en alguna edición posterior, o sea, cuando sea un bestseller, la cursiva la cambio por negrita, porque a mí me parece indispensable esa parte y me encanta, y si no lo digo, reviento. Un beso enorme para todos.