Garabandal

Hola amigos. Tenía muchas ganas de contaros mi experiencia en un pequeño pueblecito cántabro, llamado San Sebastián de Garabandal.

Su paisaje es extraordinario, por la abundante vegetación y montañas, desde las cuales hay unas vistas increíbles. Pero ese sólo es el comienzo del descubrimiento de este excepcional rincón de España.

La espiritualidad que muestra, es inmediata, sobre todo debido al misterioso caso que ocurrió entre 1961 y 1965 a cuatro niñas que contaron, entusiasmadas, la visión de la aparición de un ángel y posteriormente de la Virgen María en la advocación del Carmen. Con lo cual, a pocos metros del pueblo, te encuentras su imagen impresa en una gran pancarta, cerca de la iglesia, en un balcón de la Posada del Carmen y debajo, una tienda con todo tipo de recuerdos e imágenes de la misteriosa joven que enamoró a aquellas inocentes niñas.

Doña Lucia, con algún olvido, con tanto ajetreo, te informa que por la mañana se desayuna temprano por que la misa es a las 10. Y por supuesto, todos allá vamos. Los sacerdotes están dispuestos para ofrecer el sacramento de la reconciliación, cuando lo desees y aquello resulta bastante reconfortante. Además de esa gran disponibilidad durante todo el día, la misa dura una hora, pero la ceremonia es tan rica en su liturgia, que te estarías otra más. Y después, queda subir a los pinos, sin olvidar el rosario de las siete.

Todas las casas, repletas de flores en sus balcones, guardan una rústica Armonía y al subir la cuesta para seguir el camino marcado, te vas encontrando con un vía crucis, que te va informando sobre quién es allí siempre el protagonista. Su Madre está presente en una gran campana que te encuentras en el camino, para llamar al encuentro del camino de la Salvación. Y al recorrer todas esas paradas, te das cuenta de la grandeza de esas palabras de San Juan P. II , cuando decía: «Parecía impotente en la cruz, pero Cristo siempre puede MÁS».

Aún así, antes del anuncio de la Resurrección en el último punto del vía crucis, yo me quede plácidamente sentada a los píes de la imagen del Cristo crucificado. Estaba acompañado por otros dos crucificados y yo me preguntaba, en cuántas ocasiones fui el uno o el otro. Porque la historia se repite una y otra vez en cada uno de nosotros.

Sin embargo, la presencia de el perrito del pueblo, junto a mi, tumbado, babeando tranquilamente sin el bozal que ahora tenemos que llevar nosotros, me hizo sentir una gran paz. Todo era propicio: la suave brisa, la temperatura ideal, y el sol resguardado entre las nubes para no molestar con un ímpetu excesivo, aquel bello encuentro. Así, comencé a rezar el Rosario y recordar los misterios luminosos, iluminándolo todo. Incluso mi familia, al verme, lejos de huir de mi fervor religioso, se unieron a mi y quedamos todos muy reconfortados.

Pero el lugar cumbre, estaba a pocos metros, en unos pinos de allí. La foto de aquella imagen femenina, de cabellos largos y oscuros y rostro ovalado con grandes ojos, colgaba del más grande y un reclinatorio, llamaba a la oración. Aunque yo preferí sentir el sacrificio del rey que lo da todo por su pueblo, poniendo toda su fe, en ese Dios que había dibujado aquel bello paisaje que se divisaba frente a mi. Cielos y tierra compaginados para deleitar al más exigente amante de la naturaleza.

Sin duda, un lugar para volver, pensé. Además, como suele hacer la providencia al que busca, encontré a una de las hermanas de una de las videntes. Me mostró una cruz que decía, haber sido besada por la Virgen y sin pedir nada a cambio me dio unas estampitas.

Además, aproveché para preguntarle por el gran milagro que según una de las videntes: ocurriría en aquel lugar y todos podrían verlo. Me preguntaba si la gente que ha sido testigo de tantos fenómenos paranormales, y después de tantos años, seguía esperando aquello. La mujer me contestó que para ella, todos los milagros que ya se habían dado, la eran suficiente. Y también me confió, que el mayor pecado del hombre, muchas veces era el de omisión. Con ello tuvimos una conversación privada sobre asuntos concernientes a diversas experiencias que lo atestiguaban.

En fin, mucho que hablar. Tengo la tarjeta de esta buena mujer. Por si me da por indagar más y escribir otro libro…

De momento, dejo esta descripción y os animo a que busquéis información sobre los mensajes.

A mi particularmente, la parte en la que se habla de un castigo, me parece la más conflictiva, aunque en la época, de 1961 a 1965, fue la parte en la que la Virgen decía que muchos sacerdotes iban por el camino de la perdición: sin comentarios. Pero volviendo al castigo, pienso que como todo, hay que saber cuál puede ser su auténtico significado. Teniendo en cuenta que: «Dios es misericordioso y clemente, lento para la ira y grande en misericordia y verdad», podría entenderse aquello como una consecuencia de nuestras propias obras.

Y es que a pesar de saber que el EGOÍSMO no es buen consejero, seguimos viviendo así y sin embargo, como dice la buena de Amalia, los de OMISIÓN son muy dañinos.

Quizás, sólo quizás, no aprendemos de nuestros errores. Parece que sólo, cuando nos sentimos verdaderamente vulnerables, somos capaces de recapacitar y mirar a quien tenemos al lado, de otra manera.

Sea como fuere, siempre hay una nueva OPORTUNIDAD para comenzar de nuevo, en armonía con Dios y toda su bella creación. Y el creador siempre ha estado y está, dispuesto a que así sea si cada uno, pone de su parte.

¡Qué la Madre de Dios haga sonar su campana, para recordarnos, cuál es nuestro ejemplo a seguir! Así ocurre en Garabandal y espero, en nuestros corazones.

LOVE, Carmen.

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Acerca de mcarmen

Maestra y Escritora de varias novelas: "Tras la estrella del atardecer" (2017) "Ella estuvo allí", "La llamada del comienzo", "Hacia el destino final". "La conquistadora guadalupana"(2016) "Con destino al valor" (libro juvenil) "Los magos de oriente existen" (libro juvenil) "El amor encuentra el modo" (relato corto) "Seducidios por el AUTÉNTICO PODER"(2020) "Relatos del Alma" (2021)

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