LA FAMILIA HUMANIZA

34E18270-A907-4435-B9A7-B011A795F7FD¡Hola guapísimos! Me siento de buen humor gracias a las grandes personas que tengo a mi alrededor y que con muchos detalles de cariño, me levantan el ánimo cada día. Y es que son tantas las maneras en las que Dios nos cuida si nos dejamos cuidar. Muchos son los que están llenos de Él, sean conscientes o no de ello. Cada vez que sonríes a su creación y colaboras para que perdure, le tienes contigo.

Hoy precisamente quería contaros una de esas formas en las que cuidamos y al hacerlo, se nos cuida de igual modo, engrandeciendo el espíritu. Me refiero a lo mucho que puedes recibir de la familia, cuando has dejado mucho bueno en ella.

Para ello he decidido contaros un poco, la vida de una mujer que conozco desde niña y el otro día volví a ver por casualidad (si es que existen las casualidades) y me sorprendió nuevamente.

Vive en Palencia y siempre la recuerdo trabajando en su panadería, la cual siempre está llena de gente, aunque no me extraña porque todo lo hace de maravilla. Me habían contado que estaba pasando por un mal momento, pero lo asombroso fue que cuando me la encontré, con total naturalidad y dulzura, me lo contó todo, mejor dicho, casi todo. Yo sabía además lo mal que se había comportado alguien que la juró amor eterno un día…

Sin embargo ella prefirió detallarme como había resurgido después de perder a su madre, a la cual adoraba y tras encontrarse saturada de trabajo hasta el punto de hacer peligrar su vida.

La entendí de inmediato, sobre todo cuando me explicó que gracias a su cambio de actitud por fin conocía numerosos rincones destacados de Palencia, por los que yo he estado en multitud de ocasiones, y ella ni siquiera conocía. ¡Increíble! Pero es que cada día se dedicaba a su familia y el trabajo en la panadería, sin permitirse si quiera un pequeño paseo por la ciudad como ocio. Tan solo pintar los preciosos cuadros que expuso con rotundo éxito hace poco, en su pueblo natal, la sacaban de su monotonía.

Lo positivo de la historia de su vida totalmente sacrificada y entregada a los demás, es que ella estaba recuperando su autoestima, para escuchar también sus necesidades, pero sobre todo estaba llena de atenciones por parte de los que tanto recibieron de ella y por lo que sé, nunca la dejarán caer.

No se puede decir lo mismo de aquel hombre que un día decidió formar una familia junto a ella, pero que en algún momento, se separó de aquel bello propósito sin enriqueces su ser.

Os cuento todo esto, porque aunque la veía afectada por lo duro que a veces nos golpea la vida, estaba llena de luz. Sentía su santidad. Pero también me hizo meditar, al darme cuenta de que quizás, su expareja estaba perdida, como observo les pasa a muchos hombres en su misma situación: casados y ya maduritos, con ganas de experimentar cosas nuevas, perdiendo las que siempre tuvieron y no supieron valorar suficientemente.

Quizás a veces, descuidar un tesoro, te condena. Menos mal que para Dios todo es posible. Aun así, estad atentos amigos, cuidad vuestro tesoro con mucho amor y florecerá eternamente.

LOVE, Carmen.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *