Hola amigos. Lamento tener que hablar de una niña de 13 años que ya no está entre nosotros, porque le fue demasiado duro convivir en una sociedad que no supo entenderla ante el acoso escolar que sufrió. Sin embargo, ella, LUCIA, debería ayudarnos a entender lo que por desgracia, está pasando constantemente, sobre los niños más sensibles.
Ocurrió ayer en Murcia. Lucía no aguanto más y se suicidó. Quizás su mente fue demasiado martirizada por calificativos despectivos, que la hicieron creer que todo lo que la habían dicho sus compañeros acosadores, desde primaria, era cierto. Su mejor amiga contó que no cree que tuviera problemas mentales, pero si tenía pensamientos negativos. Textualmente llegó a recalcar: “No sé qué pasó, algo le pudo».
Por todo ello, quizás nos encontramos ante una bella jovencita dispuesta a darlo todo por los demás, que no pudo entender que haya personas falsas y maliciosas, haciendo lo contrario. Uno es capaz de entender la maldad, cuando anida en él, pero si no tiene experiencia de ello, difícilmente puede identificarlo y hacerle frente, entendiendo sus tácticas.
Todos estamos expuestos al mal, porque la tentación de utilizar sus medios está a la orden del día. Sin embargo, hay personas que no son seducidos por él como el resto. De hecho, tal vez, aquí subyace el error: creer que quien tiene el problema es quien es incapaz de hacer daño a los demás, en lugar de entender que quien causa dolor, es el que debe ser tratado principalmente. Y esta cuestión debería desarrollarse ampliamente en las clases de nuestros jóvenes, para que los acosadores no se sientan que controlan, sino más bien, que están CONTROLADOS, gracias a la información que se debería dar, desenmascarando el verdadero error.
Seguramente el ser humano es bueno por naturaleza, pero está supeditado a la experiencia que obtiene de su entorno y de sus habilidades innatas, para tomar la decisión de utilizar malas mañas o buenas. Esto es una buena y una mala noticia, ya que aunque somos vulnerables, tenemos ante nosotros la solución para atajar el problema. Pero la EDUCACIÓN ADECUADA, es fundamental y los adultos, tenemos una responsabilidad grande, para proporcionarlo.
Hoy, escuchaba como unos expertos daban unos consejos muy interesantes, en los que se hablaba de PREVENCIÓN. Porque lo que está claro es que cuando ya se abre un protocolo de actuación, ante un acoso prolongado y muy perceptible, hay grandes daños ocasionados en el niño y podría ser ya, demasiado tarde, como en el caso de Lucia, que a pesar de ser muy hermosa, llegó a estar convencida de que no valía nada. Una tremenda mentira que se llegó a creer, porque como dijo su amiga, algo le pudo, pero, yo añadiría, no fue el amor.
De nosotros depende que esto continúe por esa línea o que nos tomemos el tema, lo suficientemente en serio, como para que no vuelva a suceder.
Aquí dejo el teléfono contra el acoso escolar de la policía en todo el territorio español: 900 01 80 18. Que ningún padre dude en utilizarlo si ve indicios de bulling. Allí sabrán asesorarles. Y recordad, el problema no es del sensible, si no del que carece de empatía por hechos que deben ser descubiertos y tratados para el bien de todos.
LOVE, Carmen.