Hola amigos. Hoy quería hablar sobre esa serie de incongruencias que a veces soltamos, cayendo en errores que pueden confundir y herir a otras personas.
Una ahora muy frecuente es criticar el sentimiento de culpa, haciendo aquello que se critica, culpar tú a los que crees autores de la misma. Pero además se juzga, sin realmente preguntar por el sentido que esas personas le dan a dicha valoración, para así poder ser justos con su apreciación, dejando atrás los prejuicios.
Dejando atrás dicha observación, yo con respecto al tema de; culpa si o culpa no, considero que es importante saber dónde está el error cuando surge alguna consecuencia negativa por una equívoca acción o varias. Creo que la decisión a tomar, tras detectar ese error, es lo que puede marcar la diferencia entre encontrar soluciones o crear un problema aún mayor. Dicho de otra forma, mejor es buscar el hecho que causó el error e intentar solucionarlo sin reproches, no juzgando, para no ser juzgados, pero si buscando encontrar la verdad con valor y humildad.
Si señalamos a alguien, probablemente nos llenamos de sentimientos negativos, que sólo pueden hacer daño y hacérselo a los demás, por tanto quizás es mejor optar por simplemente resolver el problema, utilizando el sentido común y la mayor comprensión posible hacía el prójimo, intentando que todos salgamos airosos, ya que, bajo mi punto de vista, el error, al fin y al cabo, es parte de nuestro aprendizaje y para eso estamos aquí.
Por tanto, sin ánimo de culpar a nadie, sólo con ánimo de hacer una crítica constructiva, utilizando una máxima cristiana, creo que mediríamos mejor a los demás si intentásemos hacer esas críticas a los demás, del mismo HONESTO modo que nos gustaría que los demás lo hicieran con nosotros. Sin reproches ni generalizaciones. Con cariño y a la cara, sobre datos concretos que se puedan debatir con el único fin de hallar soluciones para aprender a ser mejores personas.
Y es que estamos llenos de incongruencias y solemos ser muy duros emitiendo juicios hacía aquel que no consideramos, «de los nuestros» sin darnos cuenta que eso va contra nosotros mismos, si efectivamente todos somos una enorme familia que aún le queda mucho por aprender para amarse, yendo todos a una.
El amor, es mucho más que hacer bellas poesías sobre él. Es darse a todos sin excepción y eso se demuestra en el día a día con hechos y menos palabras.
Ánimo amigos, podemos y lo haremos, pero eso si, después de meter la pata, las veces que haga falta.
LOVE, Carmen.