¡Hola amigos! En estos momentos me hayo en un coche resguardada de los álgidos pero a la vez suaves copos de nieve que finalmente, han hecho su aparición este Enero aquí en Burgos.

Este frío escenario me lleva a recordar a todas esas personas que una mañana, que podía parecer como cualquier otra, perdieron sus vidas en apenas un instante, dándose cuenta, como nunca antes, de lo vulnerables que somos.

El terrible hecho sobre los periodistas franceses que fueron asesinados despiadadamente hace pocos días, debería volvernos a recordar que con la violencia nunca se resuelve nada, más bien se empeora. De hecho, son muchas las respuestas violentas que se están ocasionando y sólo un sentimiento común de cordialidad, puede pararlo.

Parece innato en el hombre, la sed de justicia pero la ira no es buena consejera. Los comunicadores no somos infalibles por eso es lógico que no seamos conscientes totalmente de la repercusión que pueden tener nuestras palabras y por supuesto no está demás hacer, cada uno de nosotros, un examen de conciencia constructivo para analizar las consecuencias de nuestros mensajes, con rigor, antes de publicarlos. Aunque generalmente, esto ocurre así.

Siempre he pensado que el respeto a los demás es imprescindible cuando se desea rebatir un argumento o crear un debate y quizás ese deba ser el límite. Es como cuando alguien cuenta un chiste, pero sólo él se ríe, porque quizás, o no es el momento para la mofa o la ironía aportada está hiriendo otras sensibilidades. Si el objetivo es aportar, quizás esto esté de más.

Por eso yo por mi parte desde este blog, condeno rotundamente la violencia, siempre INJUSTIFICADA y propongo el respeto hacia las personas, cualquiera que sea su raza, credo, sexos…, entendiendo que mi libertad termina donde empieza la de los demás y un corazón libre es la mejor compañía para un alma en paz.

Love,  Carmen.