No estoy en contra del aborto, si no a favor de la vida

vidaHola amigos. Como os habréis ido dando cuenta, suelo escribir mis artículos teniendo en cuenta algo puntual que me ha sucedido en mí día a día. Hoy no va a ser distinto.

Hace unos días, en una de estas conversaciones que a veces se tiene, de forma desenfadada con gente que te importa, salió el tema del aborto, casi de puntillas, por suerte, porque yo siempre me siento el patito feo de los debates en temas de ese tipo. Ahora no es nada moderno hablar de sensaciones, de sensibilidades, de percepciones. Te suelen ver como un bicho raro o una fanática religiosa del siglo pasado. Sin embargo si me conocieseis, os daríais cuenta de lo diferente que soy. Es más, yo diría que me encantan los retos y defender aquello en lo que creo, si es necesario, contra corriente, independientemente del credo que lo ampare.

Pero no es de mí de lo que quiero hablar. Quiero decir lo que pienso, sin miedo. Confieso que no sé si esto lo lee alguien, pero quizás sí y eso pueda ayudar, que es mi única intención.

El caso es que quiero mostrar mi profunda admiración hacía esas personas que ante un hecho como el de un embarazo no deseado, “tiran pa lante”. Ahora no es fácil hacerlo, como supongo antes no lo era lo contrario. Pero ellas lo hacen, sin importarles el qué dirán, si sus vidas van a ser más complicadas o no, si van a saber hacer bien o regular su papel de padres. Simplemente sienten ese amor incondicional y el milagro del amor hace el resto.

Yo por experiencia, sé que cuando ese niño nazca, les dará más de lo que cualquiera pueda darles y seguramente eso será más que suficiente recompensa, frente a todo eso que en un principio sacrificaron.

De igual modo quiero aclarar que conozco amigas que han abortado y aunque en su momento  no pude apoyarlas en tomar esa decisión, pueden contar conmigo en lo que necesiten. Son mis amigas y sé que son buena gente. Nadie debería juzgarlas como si fueran monstruos. Muy al contrario, suelen ser mujeres maravillosas, que simplemente, no han sabido vencer al miedo. Pero puedo aseguraros, por lo que he podido apreciar, que no hay ni un solo día que no tengan que ahogar ese maldito recuerdo, de ese día, en esa fría clínica…

Intuyo que el día que den una patada al miedo, podrán llorar todo el dolor que tienen contenido y sentirse de nuevo vivas. Nos necesitan. No nuestros reproches o nuestros consejos. Sólo necesitan soltar lo que las mata por dentro, sin ser cuestionadas. Incluso me atrevería a añadir aunque pueda parecer una barbaridad, que son ellas, las principales víctimas. ¿Qué por qué? Simple; ninguno de nosotros tenemos el poder de dar o quitar la vida, aunque pueda parecerlo, pero sin embargo, si tenemos la capacidad de madurar o quedarnos anclados por un dolor difícil de superar. A veces mirar de frente nuestros errores, duele, pero yo añadiría, no mata. Lo que si mata, es no perdonarnos y no ser  capaces de entendernos, para darnos la oportunidad de seguir aprendiendo, fallando muchas veces si es necesario.

En fin amigos, que supongo que tal vez  no estéis de acuerdo del todo conmigo, pero no importa. Lo verdaderamente importante, es que nos queramos tal y como somos,  nos escuchemos más y juzguemos menos.

LOVE, Carmen.