Hola a todos, amigos de mi blog. Hace unos días tuve una experiencia curiosa que me preocupó, sobre todo porque venía de la mano de una amiga muy querida. No era la primera vez que oía hablar de los argumentos de la ideología de género, ya que incluso en algunos institutos, sé que existe un programa llamado “La Rueda”, donde tratan de adoctrinar a jóvenes sobre ello, con el argumento de que la existencia del género masculino o femenino es un arquetipo creado artificialmente por una sociedad rancia católica.
Pero esta vez, esta amiga en cuestión me hablo del género no binario o de la ausencia de éste, que ahora se identifica con el lenguaje: así es que ahora hay que decir, «nosotres». Y yo ya no pude más y a pesar de saber que nuestros, nuestras, nuestres… caminos son diferentes en aspectos políticos y creencias trascendentales, tuve que darle mi opinión, eso sí, con todo mi cariño y respeto, pero también con contundencia.
Primero recurrí a la ciencia de la que ella tiene un amplio conocimiento al ser psicóloga, diciéndole que lo que uno se imagina, no tiene porque ser lo que es. Yo puedo sentirme Juana de Arco y ser … por ejemplo, quien soy. La mente tiene esas paradojas. Entonces, ¿por qué darle a esa percepción toda la responsabilidad sobre lo que es la realidad? ¿No puede ser eso un peligro?
Y es que, al final, ¿en qué nos vamos a convertir? ¿En hipócritas o en algo peor? Sinceramente, eso no va conmigo. Me hace sentir fatal.
El caso es que terminé haciendo referencia a una persona que cuenta su experiencia de vida, con respecto a ese tema y le mostré como termina pensando algo totalmente opuesto, porque estaba harto de imaginar y prefería enfrentarse a la realidad. Y por supuesto, ahí me sitúo yo.
Creo que lo ideal para hacer un buen análisis a este respecto es que ninguna ideología interfiera, por eso es importante analizar con RAZONAMIENTOS. Y no hay estudios serios y rigurosos a ese respecto, sólo suposiciones SUBJETIVAS. ¿Estamos perdiendo el norte?
De ese modo llego a la conclusión de que ahora se sustituye a Dios, no por la ciencia ─que parece no ser una herramienta suficiente como para contradecirle─, sino por sentimientos que todos sabemos, por experiencia, que mutan a lo largo de la vida. Y lo hacen ciertos colectivos que, desde el poder, se les ha «empoderado», ya que, de otro modo, el pueblo no lo haría por su discurso chirriante.
Pero tienen medios para repetir hasta la saciedad su mensaje hasta que se nos rompa el cerebro y cale. Sin embargo, denuncian aquello que hacen: influenciar con sus ideas, para que se den una serie de conductas. Crean sustitutos propios, estereotipos, pero no utilizando la ciencia, que no les avala, ni la lógica filosófica, sino una IDEOLOGÍA basada en el sentimentalismo.
Por este motivo, espero que esos estados de ánimo no nos influyan según quienes nos lo cuenten y cómo nos lo cuenten, o nos los contemos, en determinadas circunstancias. La mejor respuesta es la que proviene de una serena y sincera meditación razonada, sabiendo que la vida está para averiguar muchas incógnitas que quizás la ciencia no pueda resolver, pero que el tiempo, pondrá en su sitio.
LOVE, Carmen.