¡Hola amigos! Después del título que acompaña este artículo, “Se acerca el gran día”, me imagino que unos cuantos estéis pensando en algo mundano; mal hecho. Ya deberíais conocerme (es broma). Yo siempre intento ir más allá. Cada día parece que se dan las mismas rutinas, pero la magia también está ahí, para aquellos que quieran y puedan reconocerla.

El espíritu de la Navidad nuevamente intentará hacerse presente intentando esquivar el negocio materialista que se ha creado alrededor. Todos, creyentes o no creyentes, compramos un árbol bien grande, le adornamos, hacemos el «paripé» de Papá Noel, el de los Reyes Magos y el que haga falta para llenar de más juguetes a nuestros hijos, pero ¿dónde queda la esencia de la Navidad? ¿Alguien habla de ella a nuestros hijos?

Me da la sensación de que sin darnos cuenta, año tras año, educamos a nuestros hijos a seguir siendo materialistas y eso, como todo, nos pasará factura. Y como dice una amiga mía, “pues, a acarrear con ello”.

Si de verdad viviésemos la Navidad tal y como debe ser, ahora estaríamos llenos de alegría por recordar que pronto rendiremos honores por el nacimiento del niño Dios. Un niño que nunca dejó de serlo en sensibilidad, dulzura y pureza, pero si en todo lo demás, para convertirse en el Maestro de aquellos que le dan la oportunidad de escucharle, porque estoy convencida de que quién lo conoce de verdad, no puede dejar de amarlo.

Por eso, me quedo con una frase de las tantas que le hacen ser TAN GRANDE; “Cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis”. Mt 25,31-46

Amigos, sembremos  bien y recogeremos TODOS bien. Más que regalos MATERIALES demos a nuestros hijos valores que les hagan excelentes seres humanos. Alguien tiene que COMENZAR. La humildad te da ese deseo de comenzar, sin esperar nada a cambio. Ya tiene el que da, pues no se puede dar, si nada tienes. ¡FELIZ ADVIENTO HERMANOS!

LOVE, Carmen.