¡Hola amigos! Estos días tenía en mente escribir un artículo barajando varias ideas interesantes, pero como la vida es impredecible, llegado el día de hoy, que es cuando tengo un rato para hacerlo, me es imposible abordar cualquiera de los que había pensado, por un motivo: la cantidad de personas que me están contando sus problemas con sus parejas.
No es que yo sea una experta en el tema, ni muchísimo menos, pero no quería obviar esta situación e involucrarme en lo que no me siento llamada, por eso haré un esfuerzo y sacaré de mí, lo mejor que pueda ofrecer, al respecto.
Los casos que me llegan son comunes sobre todo en un factor, LA DESILUSIÓN. Después de vivir con una persona durante años, te encuentras con que NO LE CONOCES realmente y por tanto, no sabes a qué atenerte. El problema principal no es que se tengan diferencias, si no que alguna de esas diferencias sea un conflicto que pueda romper la relación, porque destruye algún principio de uno de los miembros de la pareja o de ambos. Y es curioso que esto pueda ocurrir después de convivir tanto tiempo con alguien, pero ocurre.
Una amiga llegó a contarme que se había encontrado con una faceta de su marido, que ni siquiera se atrevía a mencionarme y que va en contra de sus valores cristianos. Parece que él está dispuesto a intentar cambiar, pero reconoce que no sabe si lo conseguirá. Os aseguro que se me partía el alma, al ver como una mujer tan sensible, dulce, amable, inteligente, humilde, generosa y un sinfín de virtudes más, se derrumba al descubrir que quizás se ha equivocado y si no es así, no sabe cómo resolver una situación que no deja de atormentarla.
Yo en estos casos, opto por hablar con serenidad e intentando conseguir alejarnos de lo emocional, para ver con frialdad, cómo se pueden arreglar las cosas, siempre y cuando lo fundamental, perdure, porque con el tiempo me he dado cuenta de que todo evoluciona y nosotros también, pero no tiene por qué ser del mismo modo que nuestra pareja, ya que nuestras debilidades son diferentes. Cuando éstas son moderadas, pueden no parecer un obstáculo importante con el que lidiar, pero cuando llegan a un extremo por cualquier circunstancia, la cosa cambia.
Supongo que aquí ya es cuestión de valorar lo que ganas haciendo un sobre esfuerzo para cambiar algo que requiere un sacrificio, pero que supone la diferencia entre seguir o no seguir con alguien, ya que lo que está claro es que, APRENDES DE UN ERROR LO QUE TU QUIERES. Pero un error puede ser, ceder un valor para ti fundamental por conservar una relación, como no ceder por orgullo, ignorancia, pereza, malos hábitos…
Personalmente creo que no hay que dramatizar, si no ser optimistas pensando que si algo se tiene que romper para reconstruir otra relación en la que el RESPETO esté por encima de todo, habrá que asumirlo. Cuesta llegar hasta aquí, cuando hay muchos sentimientos, esperanzas, expectativas, pero la vida sigue y nos da lecciones inauditas que nos ayudan a conocer la complejidad del ser humano y nadie está libre de toparse con ellas.
Espero que Dios nos ilumine a todos en estas tristes circunstancias, en las que la receta perfecta no existe, pero estar al lado del que te necesita para simplemente APOYARLO, ¡CUENTA!
LOVE, CARMEN.