Hola amigos. Hoy quería tratar la idea de que para conseguir nuestras metas, quizás es importante aprender, de aquel que es capaz de enseñarnos el camino hacia esa prosperidad.
Estos días atrás me he encontrado con varios amigos seguidores de un líder que bien podría estar creado por todos esos sueños que quieren alcanzar. Poco importa la identidad del ejemplo a seguir por ellos, lo significativo aquí quizás, es en aquello que se quieren convertir y de ahí su elección.
Está claro que si tu prioridad en esta vida es obtener cosas materiales, tu líder tiene que ser aquel que sea capaz de reunir aquello que lo proporciona, pero si tu meta es otra, tu adalid, debe ser otro.
Por tanto, para escoger bien a qué o a quién seguir como ejemplo, primero hay que tener bien claro, cuáles son nuestras prioridades: la libertad para hacer aquello que amas, abundancia de bienes materiales, reconocimiento social, amor, sexo, estabilidad económica, un poco de todo…, pero creo que es fundamental tener bien establecido, cuáles son nuestros objetivos.
Estos amigos en concreto, me recordaron que aunque intente conocer otras opciones, yo soy de Jesús. Reconozco que eso me identifica como muy ambiciosa, porque no me conformo con menos. Lo quiero, TODO.
Que nadie se confunda, quiero como el que más. No sigo a un líder que me reconforte por un periodo de tiempo y luego me deje en el olvido, como si nunca hubiese existido. Quiero a aquel que me perpetúe y me transforme en alguien que ni siquiera yo aún conozco, pero de quien me sienta orgullosa.
No he encontrado más que a uno en quién confiar de manera incondicional y me ha ganado desde el alma. Tanto que reconozco que si al final, nada de esto fuera posible, me es igual. Y quizás esto sea un sin sentido, pero amigos, no vendáis vuestras vidas a aquello que no os apasione. Apostad por lo que os estremece por dentro, porque todo lo demás, es falso.
Si tenéis el valor de seguir a aquello que remueve vuestras entrañas, no os decepcionará, porque el amor es ciego, pero trae AUTÉNTICA LUZ, sin disfraces innecesarios.
“Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por Mi. (Juan 14:6)”
LOVE, Carmen.