UNO NO SABE LO QUE TIENE HASTA QUE LO PIERDE

untitled

Hola amigos. Estos días me he vuelto a dar cuenta de que no somos conscientes de los muchos regalos que poseemos y de que sólo somos conscientes de ellos cuando los perdemos.

De repente, una cierta cantidad de asuntos delicados, irrumpieron en mi vida, y fue entonces cuando empecé a echar de menos mí anteriormente menospreciada vida cotidiana. Y no es que no quiera mejorar diversos puntos de ella, si no que reconozco que muchas de las cosas de las que ahora me beneficio, estaban ahí y no las valoraba tanto como debía.

Un ejemplo muy claro que todos observamos de vez en cuando, es el hecho de la salud. Cuando estamos sanos, no valoramos su presencia, pero cuando enfermamos, un montón de pensamientos nos invaden, recordándonos lo bien que nos sentíamos antes y las muchas posibilidades que podíamos explorar y quizás no nos atrevimos a realizar, pero que sin duda, en esos momentos, desearíamos poder cumplir, al conocer esa vulnerabilidad que puede privarnos de ello, si no aprovechamos el momento.

Me he dado cuenta de que esto se puede aplicar a otras muchas cuestiones. Quién no daría a veces lo que fuera, por retroceder y cambiar un momento decisivo en su vida que le llevó a perder algo, que no valoraba, pero al perderlo, supo de su total valor.

Yo personalmente, recuerdo muchas cosas de mis padres, (que en paz descansan), que me hacían inmensamente feliz; como el hecho de que siempre estuvieran ahí, protegiendo cada uno de los pasos que daba y queriéndome de un modo incondicional, como quizás nadie jamás pueda hacer. Muchas veces no les respondí como debía…

Es inútil mirar atrás, pero me apetece mirar hacia adelante, recogiendo lo aprendido y tratando de dar a cada cosa o persona, el valor que tiene. Sé que perderlo, cuesta un alto precio a pagar, que hay que valorar con rotunda seriedad, para no tener que mirar atrás con ese dolor, que ya no puede ser consolado, tan sólo olvidado, refugiándose en la esperanza, de que siempre se puede volver a empezar y tener una segunda oportunidad.

Por tanto, deseo y espero que el orgullo que siempre juega en nuestra contra, no permitiéndonos dar ese primer paso que lo cambie todo, no supere ese descubrimiento.

Os animo a que juntos, demos ese primer paso de decirle a alguien, TE QUIERO y por supuesto, NO QUIERO VIVIR SIN TI…, seguido de esos pasos que el orgullo y la indecisión, dejó olvidados.

PODEMOS Y LO HAREMOS. La clave está en nuestro interior, esperando ser rescatada.

LOVE, Carmen.