¡Hola, amigos de mi blog! Hoy es un día especial por diversas razones: es el día en el que se celebra “El día Internacional del Trabajador”, pero, además, es el día de “San José Obrero” y para rematar, además es el día en el que empieza el mes que los católicos le dedicamos a María, por ser en el que más rosas, flores primaverales están en gran parte del planeta. Todas dedicadas a ella.
Por eso quiero empezar recordando a Albert Parson, de ideología anarquista, que, el 1 de mayo de 1886, en la plaza Haymarket de Chicago, dirigió una manifestación con miles de trabajadores para reivindicar el derecho laboral a trabajar ocho horas diarias. Hay que recordar que entonces, se podía trabajar incluso 18 horas y además los niños también trabajaban como cualquier adulto. Tres años después se recordará este hecho y se le dará carácter internacional, consiguiendo así sus objetivos.
Sin embargo, todavía queda mucho por hacer. Hay muchos países en el mundo que vulneran abiertamente esos derechos y practican la esclavitud, utilizando a niños. De hecho, hace pocos días, el 16 de abril, recordábamos a Iqbal Masih. Un niño paquistaní, esclavo, mártir, reivindicando los derechos de los que carecen muchos niños en el mundo entero. Muchos empresarios se aprovechan de la falta de rigor que hay en ese tipo de países, para utilizar mano de obra barata. Algo vergonzoso que nos recuerda que aún hay muchas cosas por hacer.
Yo, como suelo hacer, desde esta plataforma intento, sobre todo, tratar de transformar los corazones, como hacía el Maestro. Porque no hay ley más eficaz que aquella que sale de lo más hondo del corazón. Aunque todo lo que ayude en favor de estas reivindicaciones, de manera pacífica, son bien venidas.
Aprovechando que además es el día en el que el papa Pío XII instituyó en 1955 la celebración de San José, en su función obrera: como ese humilde carpintero que servía a los demás y enseñaba a su Hijo Sagrado, su mismo oficio, pidamos por todos los trabajadores en esta situación tan difícil que tenemos.
Estos días muchos de ellos no saben, no sabemos, cuál va a ser nuestro futuro. Quizás nos toque volver a luchar por esa DIGNIDAD que se consiguió y otras nuevas que pueden peligrar. Se necesita un salario digno mínimo para poder hacer frente a las necesidades principales. Veremos qué pasa. Pero si hay que luchar, hay estaremos muchos: pacíficamente, pero, estaremos. Yo desde la plataforma: “Promoción Solidaria”, que os invito a conocer.
https://prosolidaria.blogspot.com/p/quienes-somos.html
Y por último, confío todos estos propósitos a nuestra preciosa MADRE del cielo. Ella tiene en gran consideración a todos los hijos de Dios. Es su naturaleza. Aprovechémoslo para pedir su amparo. Ella promete, no desatender a ninguno de sus hijos.
¿Quién puede desaprovechar esa promesa?
LOVE, Carmen.