¡Hola a todos, lectores guapísimos de mi blog! Espero que estéis bien, resistiendo a tanto patógeno.
Y hablando de patógenos, en estos días de Semana Santa, en los que se entre cruza la vida con la muerte, venciendo siempre la VIDA, por supuesto, quería centrarme en ese tema, ya que tenemos en el mercado una serie de vacunas, que prometen salvarnos la vida, pero algunas de ellas, ya se han cargado a unos cuantos. Aunque la ciencia del hombre, parece justificarlo todo con la excusa de los «inevitables», daños colaterales y posibles tratamientos, ante tales efectos.
No hace falta que de nombres, porque de lo que se trata es de cambiar o no de actitud, aunque en España y otros países, principalmente de Europa, nos estamos encontrando con ciertas vacunas, más baratas que porcentualmente efectivas, que nos están intentando poner masivamente a la población, con el añadido de que, de vez en cuando, se lleva una vida por delante.
Aún así, es tanto el miedo que genera el Covid 19, que la inmensa mayoría corre el riesgo de ponérsela, sin pararse a pensar si es ético que alguien tenga que sufrir las consecuencias más fatídicas. Más bien la gente tendemos a mirar a otro lado, hasta que nos toca personalmente a nosotros. Entonces sí vemos la diferencia, entre dejar caer a alguien como a un hecho colateral inevitable o evitable.
Resumiendo, creo que deberíamos parar aquello que pueda dañar a cualquiera de nosotros, porque no hay dinero en el mundo que pueda sustituir una vida humana. Y sí, hay potencial en nosotros, para buscar la eficiencia necesaria para que eso no ocurra.
Dejemos a un lado las chapuzas, para que el miedo no domine nuestros actos. El miedo a perder la vida nunca es buen consejo. El miedo a perder ese amor incondicional que nos hace eternos, es mucho más valioso y digno de aquellos que buscan la verdad y no se conforman con menos.
Y así voy a terminar mi disertación, con ánimo de crear CRITERIO, crítica CONSTRUCTIVA que nos haga valorar diferentes perspectivas hasta dar con aquello que nos haga sentir mejores personas. Empezar siendo sinceros y coherentes, creo que es una buena manera. Así después, todo lo demás se puede dar por añadidura.
Salgamos de esta, sin que nadie tenga que lamentar el remedio.
Si realmente queremos, podremos.
¡Ánimo a todos y que el buen Espíritu os guíe!
LOVE, Carmen.