Hola amigos. De nuevo tratando de proporcionar un granito de arena en tan amplio desierto. Y qué mejor tema que el del amor. Pero como cada uno de nosotros tiene una definición concreta que nos sitúa en un lugar u otro, os voy a mostrar varios de ellos y a ver que os parecen.

Si empezara por las distintas creencias que existen hoy en día, podría eternizarme, por eso lo resumiré a: La capacidad de servicio hacía el otro, al que puedes considerar: hermano, extranjero, vecino, amigo, cuñao o; ¡ya veremos! Según se porte. Desde este punto, ya comienza la diferencia. Cuanto más alejemos a los demás de nuestra identidad, menos servicio le haremos. ¿Quién no ayuda a su hijo, hermano, madre, padre, a lo que haga falta?

El Papa ha dicho algo precioso. Nos ha recordado que quien es capaz de perdonar es quién AMA DE VERDAD. Algo coherente con su fe, ya que Jesús perdonaba los pecados más atroces a quienes veía con espíritu de arrepentimiento, habiendo aprendido lo que es llegar al infierno, y estando deseoso de obtener otra oportunidad para poder actuar de nuevo, con la sabiduría que le ha ofrecido el error. Creo que todos podemos encontrarnos en esa situación una y otra vez. Por eso es tan importante el PERDÓN.

Sin embargo, una y otra vez obramos con dureza hacía el prójimo y cuando nos critican, queremos que lo hagan con compasión, con ese amor FRATERNAL que no somos capaces de dar, pero sí de pedir.

Se nos olvida que Jesús, cuando estaba empalado, con unos clavos sujetando su cuerpo apaleado, en una postura asfixiante, dijo: “Padre, perdónales porque no saben lo que hacen”. Bueno, algunos hasta lo ignoraran… Pues así fue.

Es bueno seguir a alguien que nos recuerde estas reflexiones que marcan la diferencia entre amarnos o el, “ya veremos”.

Y por hoy, aquí lo dejo amigos, hermanos, padres, madres… SENTIROS RESPETUOSOS CON ESE AMOR y el mundo comenzará a ser un lugar mejor.

LOVE, Carmen.