El tesoro de Jesús

JESÚSHola amigos. Hoy, un día antes del día de resurrección,  quería compartir con vosotros un sueño de esos recurrentes, que algunos días tuve el honor de sentir mientras dormía. Creo que dejé de volver a tenerlo el día que fui consciente de su grandeza. Vosotros mismos juzgareis.

En mi sueño a pesar de estar viviendo ya en otro lugar, volvía a mi pequeña casa en Palencia donde me crie. Pero el momento más impactante no fue hallarme en la casa que me vio nacer si no que, repentinamente el techo de la habitación desde la que yo solía imaginar mil historias, desapareció y un espléndido cielo azul, ocupó su lugar.

Luego no vi mucho más, más bien sentí que tras ese cielo deslumbrante se acercaba algo tan preciado como indescriptible. Aun así trataré de explicar con palabras lo que no fueron capaces de ver mis ojos.

Sentí como se acercaba alguien que me proporcionaba una sensación de seguridad absoluta, una ausencia total de miedo y fragilidad. Pero además sentí como ese ser conocía todo de mí y me amaba con una absoluta convicción. No había palabras en medio de tanto entendimiento porque no hacían falta. Yo misma parecía conocer todo aquello sin haberlo advertido antes y sabía que era mi verdadero hogar el que me reclamaba. Nunca antes  sentí una sensación de felicidad tan inmensa y tan gran alivio al sentir que ya todo el dolor anterior, era historia  pasada. Llegaba el tiempo de vivir en mi hogar, aquel que un día dejé sin saber muy bien porque y éste parecía  volver  para recogerme transformada por la difícil experiencia vivida sin él.

Generalmente  cuando consigues metas difíciles de alcanzar a pesar de la satisfacción que te producen, luego te dejan una sensación de vacío, sin embargo allí donde estuve, eso era inexistente. Si hubiera podido, sin dudarlo no habría abierto los ojos para despertar en mi cama… Pero lo hice, no tenía otra opción y soy consciente de que antes de volver allí, pero con total consciencia, aún tengo toda una aventura que lidiar, eso sí, con la convicción de que Jesús nos tiene preparado un REGALO inmenso que no tiene parangón.

¡SI!, nos resucitará, ¡SI!, nos traerá su reino, ¡SI!, nos dará la vida eterna en un hogar maravilloso donde la única inexistencia es el miedo. ¡SI!, existe un amor que va mucho más allá de lo que podamos imaginar y ¡SI!, algún día todos lo veremos y sin palabras de por medio; LO RECONOCEREMOS.

Prosperad hermanos, merece la pena llegar allí.

LOVE, Carmen.

Os dejo otro poema de la misma anónima especial de la otra vez, enamora de Jesús:

Sin una caricia divina,

la antorcha del corazón se apaga

y lágrimas brotan del alma

hasta que de nuevo

prenda Dios la llama.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *