«La luz de la esperanza»
Ya no hay más viajes en tren para ver a aquel gran hombre al que iba a visitar al hospital. Ahora miraré al cielo estrellado y pensaré que una nueva estrella con luz propia nos observa y protege. Pensaré que volveremos a encontrarnos donde la paz y el amor reinan y pensaré que ahora el resto del firmamento vibra con él al recibirlo.
Pero, una pregunta queda en el aire. ¿Por qué tenemos que vivir estas circunstancias tan penosas? Ante esto prefiero tener una respuesta constructiva y esperanzadora, por eso llego a la conclusión de que quizás tengamos que perderlo todo, para saber lo que es tenerlo todo.
Cuando estamos enfermos comprendemos el placer y la bendición de estar sanos, cuando somos felices no lo apreciamos hasta que no vienen los problemas y nos inundan de preocupaciones y ahora que estamos vivos, en numerosas situaciones podemos desear la muerte, pero quizás ese también sea un error.
Por eso deseo y espero que después de este duro aprendizaje, vivamos todos en un mundo mejor, donde conozcamos el valor de todas las cosas maravillosas que nos de Dios y así sepamos manejarlo con sabiduría ya que esto sin duda, es una experiencia que nos marcará para siempre.
Hasta pronto gran hombre, nunca te olvidaremos y siempre recordaremos lo mucho que nos has regalado con tu bella existencia llena de dulzura y generosidad, en la que también nos dejaste ese ejemplo de saber valorar la vida hasta el final, por una única razón, el amor. Sin duda, todo un ejemplo a seguir.
Siempre en nuestro corazón y nuestras vidas…
Carmen.