Imprevistos en VACACIONES

San_Cristóbal_detrás_Almería_nocheHola amigos. Hoy en Burgos, parece que el sol no puede asomar su grandeza ya que las nubes le prohíben el paso, por eso he decidido traer yo a mi blog ese poquito de luz dejado ya atrás en mis recientes vacaciones por La Mancha y el Sur de España.

Me gusta hacer una pequeña ruta cuando voy de vacaciones para ver varios lugares desconocidos para mí, de esta tierra tan hermosa que es España. Últimamente suelo bajar hacía el sur por diversas razones: me aseguro el buen tiempo, en esta época extraña de cambio climático, y además sé que voy a sentirme como en casa. El caso es que he descubierto la belleza de Cuenca, Albacete, Roquetas de Mar, Almería y La Manga del Mar Menor en Murcia.

Si tuviera que compartir con vosotros cada misterio de estos bellos parajes, no pararía de escribir, por eso voy a intentar dar un par de pinceladas, a cada lugar, por si os sirve como referente en algún momento.
En Cuenca es famoso…, todo, porque es hermosa de arriba abajo, toda la parte histórica acompañada por el río Júcar; sus casas, “colgadas”, las vistas desde los más alto de la ciudad, mostrando lo frondosa y montañosa que es, su ciudad encantada y para colmo, su Museo Diocesano, con el cuadro del rostro iluminado del Cristo pintado por “El Greco”. Me encantó y esto último, me lo encontré por casualidad.

En Albacete fue distinto, porque no tiene fama por sus parajes, pero me encantó su catedral, el Museo de la cuchillería, aunque tiene uno aún más emblemático que recoge vestigios históricos de Castilla la Mancha. Pero lo mejor, también ocurrió inesperadamente, cuando estuve en las maravillosas playas de La Manga. Allí conocimos a una familia encantadora de Albacete y al volver, pudimos parar en su agradable parador y comprar unos deliciosos pasteles; “Los miguelitos”. ¡Riquísimos!

Roquetas de Mar está muy bien preparada para el turismo: los hoteles, los servicios, el paseo marítimo, los parques temáticos a pocos minutos, en donde se emula la producción de las viejas películas del Oeste… Pero lo mejor está en Almería y no me refiero a la famosa e impresionante “Alcazaba”, sino a ese Cristo que de nuevo me encontré por casualidad, en lo alto de una pequeña montaña, cerca de la “Plaza vieja”. Luego supe que es, “el Cristo del cerro de San Cristóbal”. Me recordó al Cristo del Otero de mi tierra natal, Palencia.

Ése, fue otro momento inesperado que me proporcionó una gran alegría descubrir, no sólo por la belleza y simbolismos del monumento, que parecía bendecir toda Almería, sino también por las agradables gentes que encontré. No sé muy bien cómo, pero estuve constantemente rodeada de niños encantadores, sencillos y muy entusiastas, que me enseñaron las vistas tan espectaculares que hay desde ese místico lugar, por cierto, muy poco cuidada, sobre todo teniendo en cuenta la belleza que alberga.
En fin, que lo inesperado fue lo mejor del viaje, incluso cuando se me pinchó una rueda del coche, (ya sé cómo se cambian) y espero volver a repetir momentos así, GUIADOS POR IMPREVISTOS EDIFICANTES.

LOVE, Carmen.