Hola amigos. De nuevo quería haceros partícipes de otra situación que hace pocos días viví al entablar conversación con una compañera de profesión. Porque a veces encuentras donde menos te lo esperas.
El caso es que esta joven, me abría el corazón a mí y a unas cuantas amigas más, contándonos porque sólo tenía un hijo. La respuesta es la que, por desgracia, es más común en la sociedad en la que vivimos en España: “yo y mi marido trabajamos mucho y no tenemos tiempo para tener más hijos, a pesar de que nuestro único hijo sí querría tener alguien con quien estar…”
Amigos, reconozco que en esta situación, también me mordí la lengua porque pensé que no era ni el momento ni el lugar, pero me daba una pena enorme pensar que estaban apostando por una situación económica estable, en lugar de una economía algo más precaria pero una vida nueva entre ellos.
Desde luego tienes que estar “fuera de ti”, para arriesgar aquello que nos han inculcado, es lo primordial, sin embargo confieso, que desde que pienso de otro modo, me gusta más aquellos que se tiran a la piscina por aquello que nunca perecerá, una vida. Porque si os dais cuenta, cuando dejemos este mundo, no quedará nada material de nosotros, en cambio, el amor y los hijos, sí. O así lo pienso yo, que me atrevo a creer en las locas promesas de un joven que prometió, no olvidarse de ninguna de sus ovejas.
En fin amigos, que quizás deberíamos mirar más allá, antes de arrepentirnos de hacer algo que en el fondo de nuestro corazón, deseamos, pero el miedo en algo que con fe desaparecería, nos lo impide. Además, el amor siempre encuentra el modo. No hay una sola salida para conseguir un propósito que bien puede cambiar también y no tiene por qué ser para peor.
Solo tenemos una vida para crear la diferencia, conviene como mínimo, pensárselo.
LOVE, Carmen.
Me gusta lo que escribes!
Te quiero mi amor.