Bienvenidos a mi blog un día más. Hoy quería contaros que el 8 de febrero celebré mi cumpleaños en Madrid, con mi familia, viendo un espectacular musical de Nacho Cano: “Malinche” y hacer mi crítica personal al respecto.
Todo comenzó con un día que despedía el temporal de nieve y frío del día anterior, para permitirnos disfrutar del tradicional tumultuoso y majestuoso ambiente madrileño por sus bellas calles con edificios emblemáticos como, La Almudena, luego comidita con tapas en el mercado San Miguel, paseíto por calle y plaza Mayor, Callao, La Gran Vía… y después de tanta caminata y el palo de pagar el parking, fuimos al recinto de IFEMA donde está situado el teatro, dentro de unas grandes carpas, totalmente acondicionadas para la ocasión.
Curiosamente nos encontramos con una pareja nada más acceder allí, que andaba también un poco perdida buscando la puerta de entrada y a la que ayudamos haciéndoles fotos aquí y allí y para colmo, darnos cuenta posteriormente de que estaban situados en los asientos contiguos a los nuestros. ¿Casualidades de la vida? Yo creo que no, ya que durante el descanso me comentaron que eran de Paiporta, Valencia, y las experiencias que vivieron aquel fatídico día con la Dana. Pero luego os cuento esa interesante conversación.
El caso es que el musical nos gustó mucho, en especial a mi hijo de 16 años y a mí. Pero tener ciertos conocimientos de historia me dejó un sabor agridulce. Me pareció que el elenco artístico era excelente, como no podía ser menos y no defraudo, sin embargo, me llamó la atención el final de la obra, sobre todo. La línea histórica era más o menos decente, hasta que llegó ese momento en el que intentan endulzar, por decirlo de algún modo, la historia real, con el romance y nacimiento del primer mestizo, que, sin duda, fue un acontecimiento importante que tuvo trascendencia.
Pero voy al grano, como se suele decir. El caso es que parecía que la parte en la que España expande sus fronteras con la derrota de la ciudad de Tenochtitlan, no les encajaba muy bien y hacen un giro sincretista un tanto extraño en donde Montezuma y un niño, se encuentran en las estrellas del firmamento y la Malinche, que en realidad es doña Marina, vuelve a su hogar con esa ingeniería española-mexicana que es su hijo. Pero hay que aclarar, que durante unos 300 años aquello fue el Virreinato de La Nueva España, aunque no se menciona en ningún momento. México es producto de la independencia posterior y la pérdida de más de la mitad de su territorio frente a los colonos europeos que se expandían sin miramientos ni escrúpulos, hacía allí.
Aún así, me gustó mucho por el mensaje de HERMANDAD, MESTIZAJE y UNIDAD que promulga el musical, aderezado con una preciosa canción donde sin complejos se ensalza el amor a México y a España como esa pareja: Cortés y Malinche, que engendran una nueva etapa que hay que abrazar y AMAR. No en vano todos gritamos; ¡Viva México! ¡Viva España! Sin complejos. Y eso, junto a la música, escenografía, bailarines, cantantes, coreografías y canciones, fue lo mejor. Así que recomiendo ir a verlo.
Y ya para finalizar, como prometí, dejo aquí la IMPOTENCIA que me trasladaron estos valencianos que el destino puso en el camino, ante el desastre de la gestión de La Dana. El sunami que me describieron sigue sin ser esclarecido. No dicen la verdad. No se atendió a la población hasta pasados unos días y por desgracia, muchos de los muertos han sido clasificados como accidentes de automóvil etc., para evitar responsabilidades.
En fin, una de cal y otra de arena en el día de mi cumpleaños, pero en familia, con buena gente y con la calidad artística que saboreé, fue un día GENIAL.
EL BAUTISMO – Malinche el Musical
Se os quiere,
CARMEN.