Hola amigos. Me gustaría tratar un tema hermoso con final feliz, a pesar de que hoy en día no suele ser así, me refiero al matrimonio.
Para desarrollar la idea de matrimonio IDEAL, os voy a contar una experiencia que viví hace poco y que me recordó este tema. Y es que me encontré con un hombre que conocía hace tiempo, de unos setenta años, en las cercanías del colegio de mis hijos y de sus nietos. Años atrás nos topábamos paseando a los niños aún muy pequeños, en sus sillas de paseo, en otros parajes más amables y saludables, inundados de frondosos árboles. ¡Cómo pasa el tiempo!
El caso es que rememoramos épocas pasadas pero poco después, me confesó una pena que lo aquejaba: el divorcio de su hijo; padre de sus nietos. Aunque más que estar preocupado por él lo estaba por los pequeños. Pocas razones me dio ante ese hecho: “se acabó el amor”. ¿Y cómo puede ser eso? Recapacité tras dejarlo atrás. Reconozco que no puede por menos que observar como la pareja estaba tan inmersa en sus respectivos trabajos que no parecían tener tiempo para… tantas cosas que requiere cuidar una familia. Aunque quizás me equivoque, pero por lo menos me hizo volver a darme cuenta del tremendo engaño del que somos cómplices.
Esta es la tónica predominante hoy en día en gran parte de las sociedades denominadas «modernas». Perseguimos notoriedad fuera de nuestro hogar y sin embargo, quienes más cerca de nosotros están y se supone que más nos importan, son quienes menos disfrutan de esa ATENCIÓN.
Aunque todo tiene solución, pero para ello quizás haya que volver a recuperar la esencia del matrimonio siendo una misma carne cuyo cuerpo ha de cuidarse con todo mimo. Sin embargo no es cosa de uno, sino de DOS EN UNO. Porque si en esto no hay unanimidad, tampoco creo que pueda funcionar. ¿Cuántos realmente se habrán unido en matrimonio con este propósito? ¿Será que son muy pocos y por eso al final se rompen los que nunca fueron UNO? ¿Nos precipitamos o ignoramos lo esencial o simplemente no todo el mundo está capacitado para ello? Pero no siempre es así.
Recuerdo a un joven, que por televisión confesaba estar buscando a su media naranja y decía: «después De Dios, ella será lo más importante en mi vida». ¡Increíble! Pensé yo. En teoría, tiene mucho ganado. Pero, ¿cuánto le durará ese pensamiento IDEAL en su CORAZÓN? ¿La sociedad le arrastrará a perder su sueño sin apenas darse cuenta? Lo cierto es que no tengo ni idea, pero una cosa sí que sé: O se LUCHA cada día por tener una unión de esa dimensión, o el trabajo, los hijos, los amiguetes… pasarán y ese ser especial, escogido para compartir los buenos y malos momentos, no estará.
De nosotros depende.
LOVE, Carmen.