Hola amigos. Hoy quiero hablar de un hombre que hace pocos días está en manos de Dios. Quería rendirle un pequeño homenaje desde mi blog, porque un día tuve en honor de conocerle, cuando intentaba encontrar un productor de fiar, que no me pidiera lo que os podéis imaginar…, sino que se fijara en mi talento artístico.

Él fue muy caballeroso conmigo. Cenamos juntos y aunque por supuesto hablamos de música, también hablamos de Dios. Era un gran creyente que había sufrido las consecuencias de la tentación que se vive en el mundo de la farándula y me expresó la intención de protegerme de un mundo que según él podía corromperme.

No soy quien para juzgarle, pero sí puedo decir que Peret,  Pedro Pubill Calaf, era un hombre de Dios. Su gran ilusión era encontrarse con él y seguramente, ahora puede presumir de haberlo conseguido.

Otra de sus pasiones y devoción, era su mujer,  Fuensanta, la mujer a la que tenía en el altar más sagrado de su corazón. Me pidió que hiciera una canción que hablase sobre ella. Lo escribí, pero por circunstancias, no llegué a entregársela.

Muchas más cosas podría decir de esta gran persona y todas con un denominador común, su amor a ese Jesús de Nazaret, al que a buen seguro, ya ha encontrado y está con él, cantándole todas esas alegres rumbas catalanas que el tan bien interpretaba,  junto a su adorable compañera de fatigas, su guitarra española.

Me apena oír a los políticos de turno aprovechar esta circunstancia para hacer campaña. Yo puedo asegurar que Peret era de TODOS y para TODOS SIN ESCEPCIÓN. Se lo que había en su corazón, digan lo que digan y parezca lo que pueda parecer.

Por todo ello y mucho más, me apena no compartir este mundo, con tan grata personalidad y por ello mando mi sentido pésame a toda su familia, amigos y fans.

Ahora sólo me queda despedirme con una de sus canciones más emblemáticas “El Muerto vivo” y cantar una adaptación de ella, salida desde el respeto y amor de hermana hacía él:

A mi amigo Peret  le llamó su gran sueño

y sin pensarlo dos veces salió para encontrarlo,

una semana en el cielo y ganó su alegría de encontrar a su rey

como no volvío a su casa todos lo daban por muerto,

y no estaba muerto no, no y no estaba muerto no, no,

estaba cantando rumba con el rey de los cielos

y no estaba muerto no, no, chiviri, cu chiviri, chiviri…

¡Que viva el Rey de la Rumba!!!

LOVE, Carmen