Vulnerabilidad

S.AGUSTÍN REBOSAHola amigos. Hace unos días, un muchacho me pidió que le diera un euro para comprar algo de comer. Yo me interesé por sus circunstancias al verlo tan joven y pidiendo en la calle en un país como este, España, en el que raramente se tiene que mendigar para tener cubierta tus necesidades básicas ya que el Estado de Bienestar cubre, gracias a Dios, incluso los escenarios más complejos.

Durante un cierto tiempo estuvo desviando la conversación, pero mi insistencia fue tal, que finalmente me confesó que había algo más… Una situación excepcional. Y es que para obtener ciertas ayudas, se tienen que cumplir unos requisitos, tales como seguir unas recomendaciones que te integren en el mundo laboral, pero él debía estar metido en algo serio que lo controlaba de tal manera, que no podía cumplir con aquello que se le pedía.

Al darme cuenta de aquello, entendí que no necesitaba más sermones sino más bien esa fuerza que lo cambia todo controlando tu voluntad hacía el camino adecuado. Le di el euro, pero sobre todo le di un abrazo, le miré a los ojos con todo el amor que Dios me da y le pedí que no se rindiera, porque aún podía hacer grandes cosas. Me devolvió aquel gesto dándome las gracias, y justo cuando ya nos alejábamos el uno del otro y mi mente se preguntaba si realmente habría podido hacer algo por él, volvió a buscarme para decirme que mi sonrisa y mi mirada le habían llegado especialmente.

Amigos, no sabéis lo tranquila que me quedé, a pesar de saber que aquello sólo fue un granito de arena, pero quizás marque la diferencia. Yo sentí que él era buena persona, pero muy vulnerable y sentí la necesidad de cuidarlo como Dios me mostró.

Y es que a veces no es cuestión de juzgar. Nosotros no tenemos tanta información como para hacer eso de manera justa, por tanto mejor dar esa energía sanadora que ilumina el mundo, dando el coraje necesario para cambiar lo que haga falta.

Yo aún le pido a Dios por él. Tiene que salir y saldrá, con vuestra ayuda también. Ya sabéis, si os lo encontráis por allí donde estéis, dadle la ayuda que necesita, sin juzgarlo y lo lograremos. Él está en cada persona perdida, incluso en nosotros mismos, esperando una sonrisa, un abrazo y mucho ánimo, porque la voluntad, lo puede todo y sólo necesita sentir que no estamos solos y que el amor sigue vivo en nosotros.

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LOVE, Carmen.

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